29/03/2009

Locales

“Nosotros somos la peor de las opciones, no la mejor”

La doctora Silvia Monserrat trazó los principales lineamientos de lo que es, a partir del pasado jueves, el funcionamiento del flamante Juzgado de Familia.
En una entrevista concedida al programa Examen Final de la AM 1560, la magistrada vertió importantes definiciones que hacen a la labor judicial, incluso más allá de la competencia que contrae su nueva función en el organismo que comenzó a funcionar.
“El desafío es poder cubrir aunque sea mínimamente las expectativas de la sociedad. En los últimos cinco años se han creado un montón de organismos judiciales, y sin embargo creo que pocos organismos han despertado el interés y la inquietud no solo de los medios sino de la sociedad. El verdadero desafío es que venimos a cumplir un rol social y poder cubrir ese rol”, indicó Manserrat.
La jueza explicó que “de todas las ramas del derecho en la única órbita que se trabaja en forma interdisciplinaria ha sido siempre en el derecho de familia. acá hay un equipo de trabajo que me van a acompañar en todo el proceso. Hay dos etapas previstas, la denominada la etapa previa, que en realidad no la lidera la jueza, sino los consejeros de familia. dos abogados cuya función principal es lograr que la familia en conflicto encuentre una solución. Lo que sería una mediación o conciliación”.
“Los consejeros -siguió- estarán acompañados por el equipo técnico que según prevé la Corte, es un médico psiquiatra, un psicólogo, y dos trabajadoras sociales”.
Acerca de las falencias que generalmente el poder judicial, en materia de recursos humanos y de infraestructura, Monserrat reconoció estar “encantados” con el lugar que se dispuso para trabajar (Yrigoyen 857). “Encontramos un inmueble ideal, le diríamos que competimos con un estudio privado importante en cuanto a infraestructura”, comparó.
Sobre los recursos humanos, subrayó que cuenta con un equipo “de lujo”, dado que “he tenido la posibilidad de haber elegido entre 40 postulantes y estoy muy conforme con la elección. Siempre uno querría un poco más de personal, pero creo que estamos muy bien para encarar el trabajo. Si las cosas no nos salen bien, será nuestra culpa, porque no nos falta nada”.
De todas maneras, aclaró que “hay una cuestión que nos excede, como es la salud mental. Sabemos que no hay un lugar para internar, hay problemas para el tratamiento de las adicciones, pero dentro de lo que son atribuciones y obligaciones del sistema judicial estamos en óptimas condiciones”.
Monserrat añadió que si bien fue mucha la espera para ponerse en funciones, ese tiempo “nos sirvió para ir trabajando sobre el terreno con las distintas dependencias que articularemos”.

LA PEOR DE LAS OPCIONES

Acerca de las expectativas en la ciudad en cuento a las funciones atribuibles al nuevo organismo, la jueza sostuvo que “hay que saber que hay que agotar los medios para que la justicia sea la última instancia donde acuda el vecino”. Agregó al respecto que “cuando se llega a la justicia es porque fracasaron el resto de las estrategias. Nosotros somos la peor de las opciones, no la mejor.
Poder transmitir esto a una sociedad que cree que la imposición de la ley mediante un juez es siempre la solución mágica probablemente nos va a llevar tiempo y, desde ya, contamos con los medios para transformar esa idea”.
Monserrat citó como ejemplo que “cuando no puedo controlar a mi hijo y quiero que el juez lo interne, estoy cediendo mis derechos como padre. Le estoy diciendo a un tercero: usted que no conoce a mi hijo, que no es sangre de mi sangre, tiene que saber lo que es bueno para mi hijo. La gente tiene que entender que es al revés, que son los papás, acompañados con nuevas estrategias y nuevos organismos, quienes deben tratar de encontrar la solución. Cuando llegamos a la última instancia es porque hemos fracaso en el resto de las estrategias”.

Baja de la Imputabilidad

Al ser preguntada acerca del reclamo de determinado sector de la sociedad para que se baje la imputabilidad de los menores que delinquen, la jueza dijo que “no pareciera que fuera una solución”.
Al respecto argumentó que “si la edad de la imputabilidad es a los 16, se utilizan chicos de 16. Si fuera de 14 se abusarían de chicos de 14. La problemática está por otro lado, hay que combatir el delito”.
Sostuvo que “al menor delincuente, cuando es peligroso, no hay lugares en donde ubicarlos. No pueden ir a las cárceles, ni a las comisarías, las familias no se hacen responsables, y entonces no hay un lugar donde ubicarlos y de alguna manera se lo pueda recuperar”.
Finamente sentenció: “si la sociedad no tiene esperanza en recuperar chicos menores de 16 años, qué nos queda para el resto”.

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