Por Teodoro Penoff
La transición entre la pesca de verano y la de invierno se viene desarrollando dentro de los parámetros normales. En estos tiempos, en los que se “mezclan” las especies de variada (corvinas, burriquetas, brótolas, etc.) con los pejerreyes y anchoas entre otras, nos muestran en la costa marítima a aficionados equipados con todo tipo de implementos. Cañas pesadas con grandes reeles, líneas con plomadas cercanas a los 200 gramos junto a cañas telescópicas con microreeles y líneas de flote o de fondo con ruleros.
Hay para todos los gustos, el clima en esta época resulta muy benigno, no hace mucho calor y el frío del invierno aún no se hace presente. Epoca ideal para la práctica de la pesca, tanto sea en el mar como también en las lagunas.

La pesca en la costa marítima
Según opinión de algunos teóricos, debido a la influencia de la luna llena, en los últimos días la pesca fue algo escasa. En muy cortos lapsos de tiempo, se pudieron capturar corvinas rubias de excelente tamaño, a la mañana temprano hubo pescadillas, en las escolleras del puerto marplatense se agregaron peces palo e interesante presencia de burriquetas grandes. Estuvo floja la corvina negra y en cuanto a los lenguados, se capturaron piezas muy interesantes en la modalidad de “trolling”.
Como decíamos en el párrafo anterior, la pesca de escardones, colitas negras, “pecetitos” y muchas anchoas completaron un panorama que sin poder calificarlo como bueno, para más de un aficionado fue aceptable.
La pesca de embarcado también tuvo su momento de dificultad y hubo que moverse mucho para poder justificar una salida a alta mar.
Volviendo a las teorías: en la medida en que la luna vaya cambiando de cuadrante, seguramente la pesca volverá a ser tan rendidora como es de esperar e indefectiblemente, inclinándose hacia el pejerrey.

La pesca en las lagunas
Aquí también hubo cierta merma en los rindes. Para lograr algo aceptable, hizo falta esmerarse mucho y hacer muy bien los deberes. A pesar de todo, hubo diferencias en los rindes de algunas lagunas, fundamentalmente en las que se encuentran hacia el sur de Mar del Plata, ya que por allí las cosas estuvieron un poco mejor que en las que se encuentran al norte.
Se destacan las que se encuentran en el partido de San Cayetano y también El Tupungato (cercana a Necochea). Buena cantidad y buenos portes en El Pino, La Soñada, La Pandorga, Peñi Huen, Lizazu y la mencionada Tupungato, bien para la pesca de costa y mucho mejor para la de embarcado (en las que se permite esta última modalidad).
Capítulo aparte (como de costumbre) para Chasicó. En lo que va de la presente temporada ha habido resultados de los más dispares. Magníficas capturas y lamentables fracasos. Ambas circunstancias en el mismo día y a cargo de diferentes actores. La pesca en este espejo ha dejado de ser la “bañadera” de antaño, por ahora hay que esmerarse y no pretender en media jornada llegar al cupo reglamentario. Hay que buscar a fondo, a media agua y a flote, cambiar constantemente de lugar, garetear y variar profundidades. Ahora sí está buena.
Las posibilidades de pesca que ofrece La Salada Grande son muy interesantes. Es un desafío al conocimiento y destreza de los pescadores, la vegetación poco a poco va liberando cancha para pescar, pero con eso no alcanza, eso sí, se pesca poco pero en su mayoría de buen porte, llama la atención la captura de algunos ejemplares largos, finitos y de pura cabeza.
Los Horcones, como dicen algunos aficionados “tiene más pescado que agua”. Tal vez no sea para tanto, pero la mayoría de los visitantes vuelven muy conformes, tanto sea por la cantidad como por los tamaños.
La regularidad está presente en la albufera de Mar Chiquita. Nadie queda sin pescar, hay pejerreyes para todo el mundo. El nivel de agua en los últimos días fue aceptable, lo que permitió cierta libertad de movimientos para encontrar ejemplares de mejor porte, caso contrario hay que conformarse con el clásico pejerrey de ese ámbito: el de 10 a 20 cm. Las lisas van quedando en el recuerdo.
Canales y arroyos: pasable.