26 de marzo de 2008
Varias carnicerías de nuestra ciudad se aprestan a cerrar sus puertas producto del desabastecimiento total que deriva del histórico paro del campo, en tanto varias casas del rubro ya apagaron sus cámaras frigoríficas ante la falta de stock.
La especie fue corroborada por diferentes propietarios de negocios dedicados exclusivamente al rubro cárnico, donde a diferencia de lo que sucede con los hipermercados, de mayor capacidad de almacenamiento, se ven empujados a interrumpir la actividad comercial.
Fernando Lopepe (Belgrano 40) indicó a LA VOZ que “estamos trabajando con la carne de la semana pasada, y se está terminando todo. Recién (por ayer a la mañana) avisé a los clientes que cerraba el local, y sólo queda esperar lo que pasa”.
El carnicero, quien también posee un pequeño emprendimiento productivo rural, reiteró que el desabastecimiento es total ya que “apagamos las cámaras frigoríficas”.
El entrevistado, que conduce este comercio familiar desde 1980, aseguró que nunca atravesó una situación de este tenor.
-¿Cómo reaccionan los clientes al notar la falta de stock?
-Al principio se enojaban, pero hoy se dan cuenta que el reclamo es legítimo. Lo ven en los medios, porque la gente que está haciendo los cortes de ruta son personas de campo, de trabajo, y no se observa tanta movida política.
-¿Los precios se alteraron al quedar algunos pocos cortes de carne?
-No, no se aumentaron los precios, e inclusive a algunos clientes de toda la vida les dije que se lleven la carne para después arreglar. Quiero cerrar hasta ver qué pasa y no entorpecer nada.
-¿Desde cuándo no vienen los proveedores?
-Compremos en la zona, Mirasur o Ayacucho. La semana pasada nos avisaron que se había terminado todo, y que las medias reses se llevaran para que ellos no tengan problemas.
-¿Cómo cree que se puede terminar el problema?
-La gente está cada vez más enojada, salió y no hay respuesta del Gobierno. Lamentablemente, en mi opinión, esto va para largo, ojalá me equivoque.
“Vacaciones de prepo”
“Calculo que hoy a la tarde me quedo sin carne. El fin de semana largo se vendió todo lo que se cocina en parrilla y sólo resta algo de pulpa, como milanesa y peceto”, remarcó a su turno Alfredo Urraco, de avenida Perón 1124.
Reiteró que el jueves fue la última jornada de ingreso, pero “en un criadero de pollo de Gardey, que me abastece, me anticiparon que hasta que no se levante el paro, no va a matar”.
“Tendremos que tomarnos unas vacaciones de prepo, no queda otra que cerrar, qué le vamos a hacer”, dijo resignado.
Añadió que la pulseada entre los productores y el Estado afectará a la rentabilidad directa del negocio, porque “yo pago alquiler del local y de mi casa, esto nos afecta a todos”.
Desde hace unos 15 años que trabaja en el rubro, y Alfredo dice que “nunca viví algo parecido”.
De todas maneras, sostuvo que “no estoy en desacuerdo con el reclamo del campo, porque allí me crié y sé lo que es. Espero que se arregle lo antes posible”, matizó el entrevistado.
Para Urraco, el Gobierno “debe bajar las pretensiones” en torno a las retenciones, ya que “hoy el campo está muy firme y más unido que nunca”.
Por último, añadió que los clientes se muestran comprensivos de la situación, ya que “esperan que esto sirva para algo, suben los precios de la papa, el tomate y se sigue yendo todo”.
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