08/03/2009

Locales

PALPITAR COMUNAL: Obligados cambios para que nada cambie

Por Guillermo Liggerini
Mientras la crisis comienza a hacer estragos en el tejido social con situaciones aún imperceptibles más allá de los datos estadísticos que se reflejan a la opinión pública, con suspendidos en masa, baja en coparticipación y también algunos puntos en los tributos locales, la casta política comienza a entramar su propio escenario. Entre la prudencia de conocer aquel diagnóstico y aún peor pronóstico, y la necesidad de armar una estrategia electoral lógica rumbo a octubre.
Lamentablemente para algunos, afortunadamente para otros, los tiempos electorales parecen haberse adelantado más de lo conveniente, mezclándose con el malhumor social imperante que, de la mano de aquel escenario crítico que se prevé, no resulta el mejor augurio.
De todas maneras surgió como reguero de pólvora una situación política que para el mosaico vernáculo, específicamente para la gestión y por qué no para los que ostentan la oposición, resultan a priori más interrogantes que certezas, un verdadero acertijo.
A saber, la confirmación de la precandidatura del jefe de gabinete, Carlos Fernández, en busca de una banca en el Senado bonaerense, como el nuevo planteo de Julio Elichiribehety (algo así como la crónica de un alejamiento anunciado), encierra mucho más que un recambio obligado, habla a todas luces de un desafío para un lunghismo que cimentó su exitosa gestión precisamente en estos dos pilares. Dos cuadros políticos que cubrieron las espaldas y los baches de un Lunghi a veces apresurado, ansioso, y no siempre aceitado a la hora de ver y transitar por la cosa pública.
Los optimistas aluden a una buena oportunidad para oxigenar, que nadie es imprescindible. Se apuesta a aquellos jóvenes prometedores que de a poco fueron ganando terreno en el séquito y que afortunadamente contaron con la venia del pediatra.
De todas formas, está claro que están años luz de la impronta, el perfil por momentos abrumador de ambos actores clave en lo que resultaron estos cinco años de gobierno.
El ejemplo que toman para comparar -si se quiere- la situación presentada reseñan al reemplazo de Juan Pablo Frolik por Marcelo Giaconi en la secretaría Legal y Técnica. Está claro que el primero tenía un perfil, una exposición que trascendió las fronteras de lo que implicó por siempre la dependencia comunal en cuestión. Giaconi, con otros modos, más técnico y menos político ha sabido cumplir su función. Tal vez no con el vuelo político de su antecesor, pero eficiente, afirman desde el mismo seno radical.

LOS MOTIVOS DE LAS AUSENCIAS
A la hora de adentrarse en los motivos de lo que serían estos cambios frustrados que va más allá de dos nombres, sino que se extiende a una forma incluso de comunicar del gobierno, tienen disímiles cuestiones.
Sobre Elichiribehety se alude a meros pero profundas cuestiones personales. De un natural desgaste en una secretaría siempre en plena demanda, y la necesidad de privilegiar otras aristas de su vida privada, léase su familia y su salud.
Para Fernández el alejamiento responde a su carrera política propiciada por el proyecto encarnado desde la fuerte gestión lunghista. Cree haber encontrado el tiempo y el escenario propicio para una legítima aspiración a ocupar una banca en el Senado. Tanto para él como para el gobierno comunal es hora de reconocimientos, se lee desde el radicalismo local como más allá de las fronteras serranas.
De todas formas, está claro que para ningún radical resultará fácil la partida que se decidió jugar. Habrá internas y con pesos pesados de las filas radicales de la Quinta sección.
Se vislumbra una competencia nada sencilla e incluso algunos sospechan sobre alguna engañifa que pudiera tejerse desde La Plata y deje desairado al tandilense. Pero así tampoco nadie desestima al todavía llamado Carlitos a la hora de rosquear para su molino en las indescifrables aguas radicales bonaerenses.
Los alieris de storani y moreau siempre están al acecho para hacer de las suyas y cambiar escenarios para no cambiar nada en el fondo y mantener su cuota de poder.
El ex intendente de Miramar y actual senador Marcelo Honores será la cara visible de esta competencia, siempre y cuando no aparezca otro legislador marplatense como Porrúa para complicar más las cosas. Empero, vale destacarlo, ambos deberían redoblar esfuerzos porque la carta orgánica radical lo manda. Léase, para ser reelecto deberían sacar en la interna más del 50 por ciento de los votos. En este contexto, Fernández correría con algo de aire.
En estas cuestiones andan los políticos de hoy y de siempre. Lunghi ocupado en que lo que supo levantar no caiga demasiado por los pilares que se retiran. Éstos, con sus legítimas aspiraciones políticas como personales. Tiempos de cambio, en medio de un delicado escenario de crisis. Un desafío mayúsculo.

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