15/03/2009

Locales

Alivio ante el acotado escenario electoral

Por Guillermo Liggerini

El factor sorpresa que motorizó el Gobierno nacional ha provocado un cimbronazo en los humores de la casta política. Se alude a un cambio de escenario, aunque debiera quedar explícito que la potencial modificación electoral se limita a las expectativas y estrategias de cada uno de los componentes que conforman el mosaico político. En el fondo, para el ciudadano de a pie, nada cambia. El escenario es el mismo, la crisis está dando sus primeros golpes y las consecuencias empiezan a doler. Factiblemente las respectivas gestiones sean ya cosa juzgada y sea junio u octubre no hará mella en la futura sentencia en las urnas.

Habilidad política para recuperar la iniciativa y acotar la maniobra del arco opositor, dirán los simpatizantes kirchneristas. Un claro, contundente gesto de debilidad de un gobierno que se ve derrotado en las urnas, compartirán aquellos disidentes al particular estilo patagónico.

A todas luces y más allá de las interesadas interpretaciones, lecturas, está claro que se trata de un nuevo manoseo a la institucionalidad. Característica bochornosa de un país que no logra previsibilidad. Ni económica ni mucho menos política.

En lo que concierne a la mirada local, y creyendo en la hipótesis que la iniciativa a resolver en el Congreso responde exclusivamente a las virtuales ventajas que ganaría el oficialismo, está claro que el lunghismo podría estar descorchando otra nueva botella.

Una vez más, el pediatra que trabaja de intendente saldrá airoso de los confusos como vertiginosos escenarios que se presentan. Está claro que al contar con una gestión consolidada, un municipio relativamente ordenado en sus cuentas, no podía resultar más favorable el adelantamiento de los comicios.

El escaso margen para que la oposición intente aunar una estrategia común, con sus miserias y legítimas aspiraciones de cada uno de sus actores, no hará más que potenciar un resultado aún más alentador de lo que se preveía.

Ya lo anticipó en sus dichos a este Diario el curtido dirigente José Rubén Sentís. De confirmarse el adelantamiento no habría chances de internas. En consecuencia tendrán que agudizar el ingenio, mostrar delicada generosidad para hilvanar una lista que contenga a tantos y heridos sectores. Advirtió Sentís en tono irónico pero no menos real, que los justicialistas locales tendrán que colocarse guantes de box. El anticipó que hace rato viene entrenándose para el circunstancial cuadrilátero electoral interno.

CANDIDATO SE BUSCA

Por éstas horas, en medio de los quehaceres y avatares que hacen a la administración comunal, la preocupación lunghista se centraba en encontrar un candidato potable para encabezar una lista que represente el ideario radical lunghiano.

Los últimas estimaciones de recientes sondeos de opinión encargados no daban buenas nuevas para el jefe comunal. Sí ratificaba su impoluta imagen frente a la mayoría del electorado, pero como contrapartida, detrás de él, en cuanto a sus correligionarios, sigue el abismo.

Medidos los principales funcionarios como potables dirigentes a ocupar la respectiva candidatura, están lejos, pero muy lejos de cualquier reaseguro en las urnas.

Empero, frente a este apuro electoral, con un Lunghi omnipresente en la campaña, y un impulso a un radical más o menos potable, no habría porqué temer por una negativa sorpresa a sus aspiraciones, independientemente que siempre el electorado tiene una particular mirada frente a las legislativas.

Encima, el adelantamiento implicaría evitar un clima más hostil que se cree está por venir en el segundo semestre. De agudizarse la crisis, léase números que no cierran y demanda social creciente, se abría un abanico complejo, delicado de convivir para cualquier comuna, en este caso Tandil.

Por lo bajo se dice precisamente que la decisión nacional devino de la demanda de los caciques del conurbano, uno de los principales, sino exclusivos, sostenes del kirchnerismo. Allí se aludió a que no se llegaba a octubre con aire como para revertir una derrota en los respectivos concejos deliberantes. De ser así, arriba se pensará en una derrota “digna”, léase un piso del 30 por ciento de los votos. Abajo, en Tandil, una victoria más cómoda de los previsto.

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