¡Tenemos la oportunidad de apostar a la vida, no la desaprovechemos! Las canteras en Tandil son, hoy, saqueo y destrucción. En otra época fue sinónimo de trabajo y crecimiento. Los picapedreros hacían un trabajo artesanal. Eran verdaderos “maestros del granito”. Dejaron una gran huella cultural y son, orgullosamente, parte de nuestra identidad e idiosincrasia. Pero las canteras de ayer no son las de hoy. Cuando en el siglo XIX en Tandil vivían menos de la mitad de las personas que viven hoy, más de 1.300 eran picapedreros y trabajadores de las canteras. Con más de 100.000 habitantes, hoy 100 personas, aproximadamente, son empleados en canteras. Ya no son más artesanos de la piedra sino empleados cuyas labores podrían igualmente realizarse en otras actividades que generen trabajo sin destruir. Es posible garantizarles un puesto de trabajo igual o mejor, complementando el compromiso del sector privado (tal como ya fuera hecho público) con apoyo del sector público.
Gracias al “avance” tecnológico hoy una cantera puede romper mucho más, en menos tiempo y con menos gente. Y son ocho las canteras en nuestra ciudad. ¡La destrucción avanza sobre las Sierras más viejas y unas de las más pequeñas de la Argentina! Por eso ante todo debemos reflexionar si estamos avanzando. Debemos pensar hacia adonde vamos y hacia dónde queremos ir. Y… ¿se habla de solucionarlo con una “traslado”? ¿de qué solución hablan? Solucionar es resolver, y acá lo único que se resuelve es la continuidad de una actividad canteril que destruye y saquea la maravilla de la naturaleza.
Con un traslado no se preserva nada más que los billetes que los empresarios obtienen con cada cerro que nos quitan, haciéndolo pedregullo. Preservar las Sierras es el pedido de los y las tandilenses.
Preservarlas es el mandato de quienes fueron elegidos para gobernarnos. Preservarlas es querernos y quererlas. Porque en ellas vive y vivirá nuestra historia. En ellas reside nuestra identidad. Ellas nos otorgan resguardo y calidad de vida. Tandil puede preservar las Sierras y el trabajo. El traslado sólo continua la destrucción a nuestras espaldas. Áreas protegidas ya!
Virginia Toledo