Más allá de los controles de los sabuesos de Montoya(ver pág 4), la ciudad disfruta a pleno de Semana Santa, y como ocurre casi de manera cotidiana para esta fecha, las ferias de artesanos y la del Hipódromo, como así también los paseos tradicionales han sido visitados por turistas y feligreses.
La mayoría de los visitantes son de Capital Federal y Gran Buenos, aunque también hay visitantes de ciudades cercanas a Tandil, como el caso de marplatenses.
Los que concurrieron a las ferias y aunque provoque enoje en los comerciantes tandilenses que trabajaban durante todo el año y buscan hacer una diferencia para esta fecha, encontraron precios que distan mucho de los observados en los comercios bien constituidos.
Distinto es el panorama de la feria de artesanos, donde los productos tienen el valor agregado del arte personal que le impone cada fabricante.
Productos muy logrados, en algunos casos extremadamente bellos, son llevados por igual tanto por turistas como por tandilenses. Además le agregan a ello espectáculos con el tradicional sistema “a la gorra”.
También están aquellos que prefieren buscar las bellezas naturales que ofrece Tandil o bien paisajes donde el hombre puso la mano, para mejorar el lugar, por caso el Centinela, donde el empresario Luis Cerone con su grupo familiar merced al esfuerzo pudo convertir al sitio en un reducto obligado para los visitantes.
Desde el paseo en las aerosillas para observar desde arriba las maravillas de la sierra, hasta las exquisiteces que ofrece en el parador.