Ayer se apagó la vida del histórico dirigente de la Unión Cívica Radical de Tandil, Jorge “Toto” Zeballos, cuando contaba con 82 años.
Había nacido en Tandil en 1926 y militó desde muy joven en la Unión Cívica Radical, afiliándose al centenario partido en la década del ’50.
Participó en una época dura de la historia política argentina, con un Radicalismo combativo en tiempos de Perón.
“Toto” fue concejal en 1952, con apenas 25 años y posteriormente fue candidato a intendente en 1958 por la Unión Cívica Radical del Pueblo.
Cuando se produjo la división de la UCR el político local quedó en el sector liderado por el dirigente Ricardo Balbín, perdiendo en esos comicios para elegir al jefe comunal del partido de Tandil.
Sin embargo en 1960 volvió a la función pública al ser elegido concejal, desempeñándose en el parlamento chico hasta 1966.
Y en los dos últimos años de su gestión, en 1965 y 1966 presidió en Honorable Concejo Deliberante de Tandil, respetado por propios y extraños.
También tuvo responsabilidades partidarias, presidiendo por varios años el Comité Tandil de la Unión Cívica Radical.
En 1972, en tiempos de la dictadura de Onganía fueron cerradas las puertas del local partidario, aunque ello no fue obstáculo para que el dirigente siguiera participando en política y en casas particulares con sus pares de entonces llevaban adelante reuniones político-partidarias. Dichos encuentros sirvieron para mantener encendida la llama de la Unión Cívica Radical.
En 1972 le entregó la presidencia del partido al doctor Carlos Alberto Mercader que fue electo en elecciones internas.
Su enorme trayectoria dentro de la política y de las filas del Radicalismo le valieron en 1973 la posibilidad de llegar a la Legislatura Bonaerense y fue elegido diputado por la Quinta Sección Electoral.
Claro que el golpe militar de 1976 lo privaron de terminar su mandato en la Legislatura Provincial.
Con el retorno de la democracia en 1983 y el triunfo de Américo Reynoso como candidato a intendente le permitieron volver a la función pública.
Convocado por su viejo amigo “Toto” no lo dudó y se sumó al equipo de gobierno municipal, desempeñándose en la Secretaría de Gobierno de Tandil.
Acompañó a Reynoso en un período donde se empezaba a transitar nuevamente por el camino de la democracia. Fue funcionario hasta la salida de Reynoso de la comuna en diciembre de 1987 y allí culminó su vida de funcionario público, aunque nunca se alejó de la política.
Su militancia siguió intacta, porque acudía regularmente a las reuniones en su querido Comité de Mitre 550.
Defendió con enorme convicción sus ideales políticos, asumió como concejal en un tiempo donde la política tenía menos tolerancia, época de locales partidarios cerrados y dirigentes que terminaban en la cárcel por no bajar sus banderas.
Se ha ido un dirigente que marcó una historia en la política local, una época y que pudo trasladar sus inquietudes de servicio a sus hijos, llegando una de sus hijas, Diana a ocupar una banca en el Senado de la Provincia de Buenos Aires.