La ausencia de calefacción en la Escuela Nº 47, sita en la esquina de México y Ugalde, generó la suspensión de clases desde la jornada de ayer, en tanto casi 350 chicos se quedaron sin actividad educativa y algunos llegaron a “descomponerse del frío” que reina en el edificio, denunciaron las autoridades en diálogo con LA VOZ.
Pero un elemento insólito agrega indignación por el problema, ya que existen calefactores nuevos en el establecimiento, pero ninguna autoridad cumplió con la colocación de los artefactos.
Silvia Galzadet (EPB) y Claudia Huarte (ESB), con 105 alumnos de primaria y 240 de secundaria a su cargo, respectivamente, sostuvieron que “hace 20 días llegaron seis calefactores nuevos para el recambio, porque el Consejo Escolar vio que la escuela los necesitaba. Pero además de que no los colocaron, tampoco alcanzan”, aseguraron.
El establecimiento posee ocho aulas, gabinete y biblioteca, por lo que faltan otros cinco para cubrir la demanda de la actividad.
Al empezar el ciclo lectivo, los directivos solicitan por nota los requerimientos mínimos para dar comienzo a la actividad pedagógica: limpieza, control y reparación, previendo lo que sucede cuando las temperaturas caen por el invierno.
“Hace un mes vino un señor a inspeccionar los calefactores, pero no se arreglaron los rotos, ni se recambiaron los restantes”, añadieron las referentes de la escuela.

“SUPERABRIGADOS, CON SUERTE”
“Esta semana con tanto frío, los chicos se empezaron a descomponer. Nuestra comunidad educativa se compone por familias de escasos recursos: los pibes a veces no tienen ni calzado en buen estado. Ya pasan frío en sus hogares y muchos vienen al comedor”, exteriorizó Galzadet.
Sufrir el gélido clima durante las cuatro horas de clase “no es digno”, dispararon las entrevistadas para justificar la suspensión de la actividad.
“Los maestros y los niños estamos quietos en un lugar, superabrigados, los que tienen suerte de tener ropa”, describió sobre el duro cuadro que les toca soportar.
Previa comunicación con la Jefa Distrital, Mónica Poumé, Huarte decidió interrumpir la prestación educativa hasta tanto se regularice la situación. “Se lo explicamos a algunos papás. Una es responsable de los alumnos. No se puede seguir así”, añadieron.
“Lo hablamos con el Consejo Escolar: esperamos que de aquí al lunes se coloquen y controlen los calefactores que ya están aquí. Y así reiniciar las clases”, aseguraron.
El comedor, único lugar del establecimiento con calefacción, se vio colmado de pibes que se agolparon para paliar el frío.
“Necesitamos que el ambiente de trabajo se de en condiciones humanas y dignas: no se puede aprender con frío”, añadió.
Las docentes se mostraron preocupadas ya que deben velar por la salud de los menores que tienen a su cargo. “No es que queremos llegar a esta instancia: si no se suspende, los chicos que se enferman, en vez de faltar dos días por una suspensión se terminan ausentando una semana”, culminó.