11/11/2008

Policiales

Los testigos sindicaron a Yeffal como el agresor de Rolando Sotes

Ayer comenzó la audiencia oral y pública en el juzgado Correccional, donde se intenta acreditar la responsabilidad penal de los policías Juan Andrés Yeffal y Reynaldo Fernández, acusados de apremios ilegales contra Rolando Sotes, quien estaba detenido en los calabozos de la Seccional Segunda en enero de 2005.
En la primera jornada de debate, una vez que las partes trazaron los lineamientos acusatorios y defensivos, se procedió al comparendo de los testigos convocados (18 en total), principalmente aquellos que por esos días estaban detenidos en celdas de la misma comisaría y dijeron ver las agresiones, como los policías que prestaban servicio aquella confusa noche, horas previas a que la víctima se lo hallara muerto, colgado en el buzón (calabozo de aislamiento).
Confusa especialmente por el sugestivo como recurrente olvido que incurrieron uno y cada uno de los uniformados convocados. Ninguno de ellos dijo haber visto ni escuchado algo, a pesar de compartir todos el mismo ámbito de trabajo.
Sí, en cambio, se mostraron dispuestos a hablar, con sus contradicciones y limitaciones a cuestas, quienes al momento del incidente estaban detenidos en la comisaría. Cada uno de ellos, a sus modos y sus formas, ratificaron lo que oportunamente habían expresado en la instrucción penal preparatoria, léase, asegurar haber visto como el comisario (hoy capitán) Juan Andrés Yeffal, golpeó con puntapiés a Sotes, cuando éste había sido apresado por personal de Infantería en el patio de la Seccional.
Vale reseñar que según se desprende de la investigación, los incidentes se produjeron cuando Sotes salió de su celda de aislamiento, preso de un ataque de nervios, muy alterado y presuntamente portando un elemento punzo cortante. Una vez en el patio, en medio de sus gritos, desde la dependencia policial se solicitó la ayuda de personal del cuerpo de Infantería, quien irrumpió en el patio y logró reprimirlo en medio de un forcejeo. Una vez esposado, se acusa, Yeffal habría aparecido en escena y golpeó a Sotes en el piso. Un par de testigos (su versión se verificará hoy) luego también sindicarían a Fernández como quien lo agredió e incluso provocó los vejámenes que se presumen (manosearlo en sus glúteos).

LOS LINEAMIENTOS
Media hora más tarde de lo previsto comenzó el juicio, con los lineamientos del ministerio Público Fiscal, a cargo del doctor Agustín Echevarría, como así también de los abogados que se presentan como particular damnificado, doctores César Sivo y Manuel Marañón.
El fiscal de juicio reafirmó la hipótesis de que Sotes fue reducido por personal de Infantería, para luego aparecer Yeffal y apremiar con dos golpes contra la humanidad del detenido. Luego se acercó Fernández (oficial de servicio), quien para el fiscal le aplicó un puntapié y golpes con un bastón a la víctima.
Para la defensa del capitán, a cargo del doctor Diego Araujo, no existieron tales hechos, como así tampoco se podrá comprobar la responsabilidad de su asistido, por lo que adelantó que solicitará la absolución del mismo.
El doctor Marcelo Argeri, como abogado del oficial Fernández, en tanto, coincidió en desestimar los hechos denunciados, anticipando la absolución de su defendido.
Antes de promover el comparendo de los testigos, el doctor Araujo planteó una cuestión preliminar, acerca de la inoportuna declaración del policía Gallardo (citado para hoy), quien en su momento revestía funciones en la dependencia y se presume clave a la hora de coincidir con los dichos de los detenidos. La petición en cuestión rápidamente fue resuelta por el juez Carlos Pocorena, no dando lugar a la solicitud, al considerarla extemporánea, entre otras argumentaciones.

LOS TESTIMONIOS
Una vez arribada la instancia de los testimonios, comenzaron a declarar los hombres que en aquella circunstancia se encontraban detenidos en los calabozos y dijeron ver las agresiones que sufrió Sotes.
Un trío de ex reclusos terminaron sindicando a Yeffal como el que golpeó a Sotes. Si bien admitieron sus limitaciones en cuanto a la visibilidad, no dejaron de aseverar sus coincidencias a la hora de dejar en claro cómo vieron a Sotes tirado y cómo el policía lo golpeó. También dejaron en claro que no vieron en ningún momento a Fernández haciendo lo que ahora lo estaban acusando.
Otro de los testimonios que se esperaba con expectativa era de parte del doctor Leitao (médico policial), quien esa noche de los sucesos ventilados estaba en la dependencia. Sin embargo el profesional, como luego repetirían el resto de los policías partícipes de aquella jornada, dijo haber advertido algo acerca de las agresiones denunciadas.
Más de una hora y media demandó el comparendo del médico, quien si bien reconoció haber escuchado incidentes dijo no haber visto nada. Luego, una vez convocado para revisar a Sotes, lo encontró en el piso, acongojado, llorando, custodiado por los uniformados de Infantería.
El galeno dijo haberle detectado algunas excoriaciones en la cara y en las rodillas, aunque no pudo precisar si se trató de golpes o simples raspaduras producto de alguna caída.
En el mismo sentido declaró el otro médico policial interviniente en la causa, doctor González Guerra, quien revisó a Sotes cuando fue hallado muerto, colgado en el calabozo. Según lo que recordaba de la autopsia, el cuerpo presentaba lesiones leves, como raspaduras en su cara, en los codos y en las rodillas, pero tampoco aportó demasiado sobre las causales que podrían infringir esas excoriaciones.
Finalizados los extensos relatos de los médicos legistas, llegó el turno de la palabra de los uniformados que de alguna manera u otra cumplían funciones en la dependencia cuyo máximo responsable era el acusado Yeffal como su subalterno Fernández (ver recuadro). Cada uno de ellos resultó coincidente a la hora de mostrar cierta reticencia a reseñar sobre lo que recordaban de aquellos días, tanto por haber escuchado y/o visto.
Puntualmente a las 21.30, el juez y todas las partes involucradas se dieron cita en la comisaría Segunda, donde se realizó la anunciada inspección ocular. La reconstrucción del hecho en pos de certificar la veracidad de los dichos de los testigos, principalmente de los ex detenidos que dijeron ver las agresiones, como así también el procedimiento que los policías hicieron en pos de retener a Sotes cuando estaba exaltado en el patio de la dependencia.
Hoy, a las 9, se reanudará la audiencia, con el comparendo de algo más de una veintena de testigos convocados, entre ellos, especialmente se aguarda la declaración del policía Gallardo, quien cumplía funciones por aquellos días y su testimonio complicaría a sus compañeros de tareas, se especula.

Silencio policial
Ya en horas de la tarde, resultó el tiempo de los policías que por aquellos días cumplían funciones en la dependencia de avenida Colón, donde finalmente Sotes luego moriría en la celda de aislamiento.
Todos los policías dijeron estar al tanto de las circunstancias por las que Sotes había sido alojado en la comisaría en cuestión, como así también la presunta adicción que padecía el joven, aunque todos se mostraron renuentes a la hora de recordar, al menos por comentarios escuchados, qué paso aquella noche del 24 de enero, horas previas a su internación en el Hospital y posterior ahorcamiento en el calabozo.
Por más insistencia del fiscal como de los abogados particulares, los efectivos no dejaron vestigios a la hora de allanar una historia común que permita esclarecer lo que sucedió en el interior de la dependencia.
Todos, por un motivo u otro, no recordaron qué había ocurrido, negando sistemáticamente las presuntas agresiones que en aquel entonces su superior -Yeffal- cometió contra el detenido.
Los que esa noche estaban en el edificio dijeron oír gritos de los reclusos, pero una vez en el lugar de los acontecimientos no advirtieron nada extraño, más allá de Sotes en el suelo retenido por los efectivos de Infantería.
Con especial atención se escuchó la versión precisamente de los efectivos de Infantería, quienes insistieron en que se limitaron a rodearlo con los escudos acrílicos y en un momento dado tropezaron para caer encima de Sotes, sin más, para luego lograr esposarlo a disposición del titular de la dependencia y el médico policial.
Así las cosas, llegó la noche de una jornada intensa, plagada de expectativa como de omisiones por parte de actores varios de los hechos que comenzaron a ventilarse y hoy tendrán su correlato bajo la custodio del juez Correccional Pocorena.

El complot
Una de las teorías deslizadas por la defensa del capitán Yeffal versa sobre la comisión de un complot contra el uniformado de parte de aquellos ex detenidos como del propio Gallardo que hoy declarará.
Para con los ex reclusos, la mera respuesta de cada uno de ellos a estas circunstancias fue rápidamente descartada, dado que ninguno dijo tener algún inconveniente con el capitán ni mucho menos, que sólo hablaban sobre lo que habían visto y nada más, que no perseguían otro motivo dado que no agregaba ni restaba a su situación particular.
Para con Gallardo, se planteó insistentemente en que el policía mantuvo diferencias con el propio Yeffal, al haber cometido varias fallas en su trabajo que merecieron respectivas sanciones disciplinarias. Empero, los supuestos enconos recién hoy podrán ser esclarecidos a partir de su versión de los hechos.

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