En línea con el mensaje bajado por el Papa Francisco a la Iglesia, el padre Luis Bobe en el Tedeum ofrecido en la Parroquia del Santísimo Sacramento indicó que "Jesús nos ha dicho que el poder sólo tiene sentido si está al servicio del bien común, del bien de todos".

Enumeró el religioso que "Servicio, palabra venerada y manipulada a la vez. Jesús, que no vino a ser servido sino a servir y que se rebajó para lavarnos los pies nos da el ejemplo. El servicio es la inclinación ante la necesidad del otro a quien, al inclinarme, descubro en su necesidad como mi hermano".

Agregó que "Es el rechazo de la indiferencia y del egoísmo utilitario. Es hacer por los otros y para los otros. Servicio es una palabra grabada a fuego en el corazón de nuestro pueblo, del servicio como valor central surgen aquellas actitudes que mantienen íntegra a nuestra sociedad. El servicio no es un mero compromiso ético, ni un voluntariado del ocio sobrante, ni un postulado utópico. Si nuestra vida es un don, servir es ser fieles a lo que somos. Se trata de esa intima capacidad de dar lo que se es. De amar hasta el extremo de los propios límites".

"Estas palabras del Evangelio van dirigidas a todos: a las autoridades civiles, eclesiásticas, ya que sacan a la luz el verdadero sentido del poder. Se trata de una revolución basada en un nuevo vínculo social: el del servicio. El poder es servicio, Sólo tiene sentido si está al servicio el bien común", indicó.

Explicó que "dormirse en los contubernios del poder, empeñarse en negar necesidades, no enfrentar las contradicciones, acentuar los odios internos no hace sino prolongar una agonía de mediocridades. Siempre seremos nosotros los últimos responsables de nuestro propio sometimiento y postergación. Por eso el Señor invita a beber el cáliz del servicio".

"Nuestro pueblo lo bebe diariamente en el servicio de millones de personas que silenciosamente ponen el cuerpo al trabajo o la búsqueda de él y no a la especulación. En el servicio de los que, sufriendo la globalización de la pobreza, no han dejado de igualarse en la solidaridad en diversas organizaciones que surgen espontáneas y creativas en orden al bien común", aseveró Bobe ante la atenta mirada de funcionarios.

"Desde la disposición al servicio, sacudidos por la miseria y la desprotección, desgarrados por la violencia y las drogas, bombardeados por la presión del escapismo de todo tipo y forma, queremos renacer de nuestras propias contradicciones. Aceptamos el cáliz doloroso y sacamos nuestras mejores reservas como pueblo. En este Día de la Patria deberíamos preguntarnos: ¿estamos dispuestos a beber el cáliz de los cristos silenciosos de nuestro pueblo? ¿Beber  acopa de los sinsabores de nuestros límites como Nación? ¿Animarnos a servir sin simulaciones ni mediocridades para sentirnos dignos y satisfechos de ser lo que somos?", indagó a los fieles durante la homilía.

"El cáliz del trabajo solidario en el servicio es la respuesta más genuina a la incertidumbre de un país lleno de potencialidades que no se realizan o que se postergan una y otra vez indefinidamente deteniendo su derrotero de grandeza. El servicio es la respuesta a la incertidumbre de un país dañado por los privilegios, por quienes exigen sacrificios incalculables, por quienes evaden su responsabilidad social, por quienes dicen escuchar y no escuchan, por lo que creen que se hablan para otros. Las reglas del juego de la realidad global de estos tiempos son un cáliz amargo. Pero este debe redoblar la entrega y el esfuerzo ético de una dirigencia que no tiene derecho a exigir a los de abajo si el sacrificio no baja desde arriba".

"Fuera del espacio de la servicialidad no hay Patria sino una tierra devastada por luchas de intereses sin rostro. En este Día del a Patria el Señor nos anima a no tener miedo de beber el cáliz del servicio, si el servicio nos iguala, desalojando falsas superioridades, si el servicio achica distancias egoístas y nos aproxima -es decir, nos hace prójimos-, no tengamos miedo. Ya hemos probado hasta el hartazgo la opresión de algún sector sobre otro, con los internismos que dan la espalada a los grandes problemas, con equívocas lealtades, con enfrentamientos sectoriales o ideológicos más o menos violentos: estas dialécticas del enfrentamiento llevan a la disolución nacional, anulan el encuentro y la proximidad. El servicio, el cambio, nos invita a converger, a madurar, a crear en definitiva una nueva dinámica social: la de la comunión en las diferencias cuyo fruto es la serenidad en la justicia y la paz", cerró el padre Bobe.