19/10/2018

Deportes

El espíritu olímpico entró en reposo­

Si bien hubo, música y fuegos artificiales, la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos estuvo lejos de la colorida apertura que marcó un evento sin precedentes en el centro de la Ciudad, como el Obelisco como epicentro. El evento deportivo más importante que tuvo Argentina en los últimos tiempos llegó a su fin con muchas sonrisas, pero también con mucha nostalgia, porque el paso de los Juegos Olímpicos fue mucho más de lo que cualquiera hubiera esperado.

Como a lo largo de toda la edición de los Juegos Olímpicos, la organización estuvo impecable, aunque la ostentosidad quedó a un lado, para darle paso a la mancomunión de las naciones en un evento que fue sólo para los atletas y que la gente sólo pudo ver a través de la televisión.

Pese a ello, la fiesta deportiva tuvo un cierre a la altura con algunos shows musicales y con muchas palabras de agradecimiento y aliento para que los jóvenes deportistas sigan por el camino del esfuerzo, el trabajo y la perseverancia.

Esta vez el centro de la Ciudad no ``sufrió'' una conglomeración de personas y tuvo lugar en el Parque Olímpico, en Villa Soldati, a metros de la Villa donde durante 12 días convivieron 4.012 deportistas de 206 países en 32 deportes, y siempre con tribunas colmadas.

Allí, se entonó el Himno Nacional (interpretado por Soema Montenegro), se proyectó un resumen en un video, desfilaron los abanderados de cada delegación y hubo un reconocimiento a los más de 10.000 voluntarios que colaboraron con la organización.

Debajo del escenario, mezclados entre cientos de atletas de todas partes del mundo, se pudo ver a Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, y a Gerardo Werthein, titular del Comité Olímpico Argentino, quienes tuvieron su devolución.

Por último, después de los discursos, se realizó el traspaso de la bandera olímpica a Dakar, la ciudad de Senegal que albergará los Juegos de la Juventud en 2022. El paso final fue apagar la llama del pebetero y, con fuegos artificiales pintando de color la noche porteña, se bajó la persiana.

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