16/11/2018
Una semana después de que se declarasen los dos gigantescos incendios que
siguen activos en el norte y sur de California, Estados Unidos, se hallaron
ya 66 cadáveres y se duplicaron los desaparecidos a 631, mientras los
bomberos han logrado ganar algo de terreno a las llamas en las últimas
horas.
El condado de Butte, en el norte del estado, donde arde el incendio
bautizado como "Camp Fire", que con 63 víctimas mortales -siete nuevas hoy-
ya es el más mortífero de la historia californiana, actualizó anoche la
lista de personas desaparecidas hasta alcanzar las 631.
Son más del doble de las que aparecían por la mañana y casi cinco veces más
que el miércoles.
Autoridades dijeron que los otros tres muertos se produjeron en el otro
gran siniestro que se registra en el sur del estado, cerca de Los Ángeles,
y donde las autoridades no han informado que haya ninguna persona sin
localizar, informó la agencia de noticias EFE.
La mayoría de los desaparecidos reside en la población de Paradise, de
26.000 habitantes y que fue completamente consumida por por las llamas.
La localidad se encuentra en la falda de la Sierra Nevada estadounidense,
con un clima seco y soleado que en el último medio siglo ha atraído a
muchos jubilados, lo que ha hecho que la población se triplicase en 50
años.
La mayoría de la gente que aparece en la lista de desaparecidos tiene más
de 60 años.
Los bomberos, por su parte, lograron avanzar durante las últimas horas
hasta contener la llamas en un 40%, después de un par de días en los que
los esfuerzos habían estado prácticamente estancados a causa de las
condiciones meteorológicas desfavorables.
De acuerdo con los cálculos más recientes, el "Camp Fire" ha quemado un
total de 10.321 edificios (8.650 de ellos hogares particulares) y arrasado
56.655 hectáreas.
Pese a que el origen de ambos fuegos sigue siendo desconocido y las
autoridades mantienen abiertas sendas investigaciones, algunos de los
afectados en el norte del estado han presentado una demanda contra la mayor
compañía proveedora de gas y electricidad del estado, Pacific Gas &
Electric Co. (PG&E).
PG&E reveló la semana pasada que detectó un "problema" en una línea de alta
tensión cercana al área donde se declaró el incendio solo unos minutos
antes de que se iniciasen las llamas.
El gobernador de California, Jerry Brown, y el secretario de Interior
estadounidense, Ryan Zinke, visitaron esta semana la zona afectada y
prometieron auxilio estatal y federal para ayudar en las tareas de
recuperación.
Los efectos del fuego alcanzan el área de la Bahía de San Francisco, de
unos 7 millones de personas y a 280 kilómetros de distancia del incendio,
donde desde el pasado jueves se mantiene activada una alerta por la mala
calidad del aire a causa del humo.
Las tres universidades estatales del área, la de San Francisco, la de San
José y la del Este de la Bahía han suspendido las clases y permanecerán
cerradas durante el resto de la semana.
En paralelo al "Camp Fire", el incendio del sur, que ha sido bautizado como
"Woolsey Fire" y arde también desde el jueves pasado muy cerca de Los
Ángeles, se ha cobrado tres víctimas mortales y quemado 39.800 hectáreas, y
los bomberos lograron contenerlo solo en un 57%.
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