21/11/2018
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, iniciará mañana un viaje
oficial a Cuba, el primero en 32 años de un mandatario del país ibérico a
la isla caribeña, acompañado de una nutrida delegación de empresarios y
hombres de negocios con interés en acceder a ese mercado de casi 11,5
millones de habitantes.
La visita fue acordada en una reunión mantenida entre el socialista Sánchez
y el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, en septiembre al margen de la
Asamblea General de la ONU, fecha desde la que los equipos de ambos
estuvieron trabajando para ajustar las respectivas agendas.
El objetivo de la visita de dos días es normalizar la relación bilateral
con el país insular, donde se abrió una nueva etapa con la llegada de
Díaz-Canel a la presidencia en abril pasado y que, por primera vez desde la
revolución de 1959, no está regido por uno de los hermanos Castro.
La agenda de la visita aún no está conformada, pero se da por descontado
que, además de la entrevista con Díaz-Canel, Sánchez tendrá un encuentro
con la comunidad española, que integran más de 140.000 personas, y con
representantes de las más de 200 empresas españolas que hay en el país,
informó el diario El País en su edición digital.
El país ibérico tiene una consolidada presencia en su ex colonia, compuesta
mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas que en estos momentos
pasan por una situación delicada ya que sus contrapartes del gobierno
cubano les adeudan una cantidad cercana a los 300 millones de euros.
La expectativa de los empresarios españoles es que su presidente pida a las
autoridades cubanas que traten de acelerar los pagos o buscar una solución,
ya que muchos de los afectados han invertido su patrimonio personal en la
isla y podrían sufrir riesgo de quiebra.
También se encuentra en carpeta una visita del Rey que, de producirse, será
la primera de un monarca español en toda la historia.
Si la visita de Sánchez tiene éxito, Felipe VI podría viajar en 2019,
coincidiendo con el 500º aniversario de la fundación de La Habana.
El último jefe de gobierno español que visitó oficialmente La Habana fue
Felipe González, en noviembre de 1986. José María Aznar estuvo allí en
1999, junto al rey Juan Carlos, pero fue para asistir a la Cumbre
Iberoamericana, no en el marco de una visita bilateral.
La visita de González fue calificada de "visita extraña", por la prensa
española de la época porque en las primeras 48 horas no hubo programa ni
acto oficial. González y Fidel Castro fueron de pesca, conversaron con los
escritores Gabriel García Márquez y Alfredo Bryce Echenique e
intercambiaron bromas y desencuentros.
Ese viaje, no obstante, también trajo acuerdos económicos que abrieron paso
a la sólida presencia empresarial española en el país caribeño.
El momento más tenso de la relación bilateral se produjo con la llegada a
La Moncloa en 1996 de Aznar, que se alineó con Estados Unidos, interrumpió
la cooperación oficial con La Habana e impulsó la llamada "posición común"
en la UE, que condicionaba las relaciones del bloque con La Habana a su
apertura democrática.
En clave política interna, la histórica visita se encuadra en la febril
actividad exterior desplegada por Sánchez desde que llegó al gobierno en
junio gracias a la caída de su antecesor conservador Mariano Rajoy.
El líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) mantuvo reuniones
bilaterales con una veintena de jefes de gobierno y participó en cumbres de
la UE, la OTAN y la ONU.
Mientras el Ejecutivo español considera este nivel de actividad como un
testimonio de que el país se reposiciona en el mundo, la oposición acusa a
Sánchez de volcarse al exterior por su debilidad interior, pues con apenas
84 de los 350 diputados, preside el Ejecutivo más frágil en la democracia
española reciente.
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