La balacera con postas de goma de la fuerza que conduce el ministro de Seguridad porteño, Diego Santilli, avanzó por la 9 de Julio y las calles adyacentes que confluyen en la Plaza de la República. El objetivo fue desalojar la zona y empujar a la gente hacia el sur de la ciudad. Lo hicieron con gases, corridas y persecuciones en motos desde las que los policías disparaban sobre el cuerpo de los hinchas que iban por las veredas.

Esta mañana, Santilli aseguró que "a eso de las 0:40 de la madrugada comenzaron 15, 40 o 50 vándalos a generar disturbios". "Hubo 15 detenidos. Dos por robos, de nacionalidad colombiana. Los otros por arrojar piedras y disturbios" (SIC), dijo durante una entrevista por radio La Red.

Las detenciones se produjeron luego de la represión y en un horario en que los canales de televisión habían dejado de transmitir los festejos en directo. Según los testimonios y videos publicados en las redes sociales, la avanzada policial comenzó sin que se hubieran registrados hechos de gravedad, salvo robos de punguistas entre la multitud.

La de anoche fue la primera represión de Santilli, quien llegó a ese cargo luego de que Martín Ocampo fuera apartado tras las fallas en el operativo de seguridad por las que el 24 de noviembre pasado debió suspenderse la final entre Boca y River en el estadio de Núñez.

Anteayer, 24 horas antes de los festejos en el Obelisco que se preveían tras la final jugada en el Santiago Bernabéu, de Madrid, Santilli tenía definido lo que ocurriría en Buenos Aires: "Mañana la 9 de Julio va a estar preparada. Quiero decirle a la gente que venga a festejar en paz. Vamos a filmar absolutamente todo y la policía va a actuar contra los violentos", dijo durante un programa televisivo.

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