15 de abril de 2019
La noticia de que la Universidad Nacional de Mar del Plata analiza la posibilidad de utilizar lenguaje inclusivo en sus comunicaciones institucionales generó una ola de opiniones a favor y en contra de la institucionalización del proyecto que pretende incluir a todos. O "todes".
Pero mientras los lectores de LA CAPITAL transforman el espacio para comentarios de nuestra web en un auténtico foro sobre el origen de la lengua y su caracter cambiante -o no-, especialistas en la materia debaten acerca de las ventajas y desventajas de utilizar un lenguaje inclusivo, al tiempo que advierten la importancia de reducir e eliminar los estereotipos sexistas presentes en la comunicación.
Según se desprende del proyecto presentado por el Programa Integral de Políticas de Género de la Secretaría de Bienestar (UNMdP), y que ahora se pondrá en debate dado el visto bueno del Consejo Superior, el objeto principal del mismo es "fomentar la adecuación de las comunicaciones realizadas en el ámbito universitario a los fines de que las mismas contengan lenguaje inclusivo, no excluyente y no discriminatorio".
En este sentido, establecen varias alternativas que van desde la eliminación del masculino como genérico (hablar de "humanidad" en lugar del "Hombre"), pasando por la modificación en los nombres de algunas áreas (de Departamentos de Alumnos podría pasar a Departamento de Estudiantes) hasta la utilización de la "e" (quizás la que más polémica genera, pero que sólo corresponde a una de las muchas alternativas que el equipo a cargo del proyecto colocó dentro de la guía de utilización de una comunicación no sexista).
Qué dicen en la UNMdP
LA CAPITAL habló con profesoras e investigadoras de la facultad de Humanidades. Si bien todas advirtieron la necesidad de eliminar connotaciones sexistas en los comunicados institucionales, la posibilidad de que la "e" se institucionalice (la primera alternativa que el común de la gente imagina cuando se habla de ?lenguaje inclusivo?) da lugar a discusiones respecto al real impacto que una decisión de esas características pueda tener dentro de la comunidad educativa y académica de la universidad.
La doctora Laura Scarano, profesora titular de Literatura Española, exdirectora del Centro de Letras Hispanoamericanas (Celehis) e investigadora Principal del Conicet, dio un ejemplo claro de cambios posibles que no necesariamente implicarían crear un símbolo alternativo, algo también contemplado en el proyecto presentado.
Ella dijo: "Mi hija acaba de recibir un diploma que tras su nombre (femenino) se la nombra ?graduado distinguido?, cuando sin forzar la lengua se debería usar el femenino en su caso. O se siguen imponiendo en planillas e informes la forma únicamente masculina (nombre del profesor, autor, alumno, etc. pudiendo incorporar la modalidad de doble desinencia "autor/a")".
Y en este sentido, aclaró: "Si a eso apunta esta nueva norma, estoy totalmente de acuerdo. Son opciones que ya tiene el idioma en este caso y no veo la necesidad de forzar el uso de "x" o "arroba" (que en la oralidad son impracticables) o la ya más popular "e" (legible de forma oral y escrita) pero a menudo forzada. La doble opción es también lenguaje inclusivo".
En la misma línea se pronunció la profesora titular de la cátedra de Gramática, directora del Programa de Español para extranjeros de la universidad e investigadora del Conicet, Andrea Manegotto, quien consideró "excelente" que se brinde el espacio a la discusión.
"Creo que (el proyecto) todavía requiere de varios ajustes y correcciones para que represente a la mayor parte de nuestra comunidad, pero es un buen documento para iniciar la discusión. Faltan algunas reflexiones gramaticales y normativas, pero es un buen documento de partida".
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"No bajo los brazos"