25/04/2020
Un presente económicamente complejo y una pandemia que añade
graves problemas sanitarios, cuarentena e incertidumbres hacen de esta una
situación atípica y preocupante. Hoy, ante la urgencia por obtener divisas, la
Argentina centra sus expectativas en la cosecha gruesa, que con distintos
matices según cada región sigue adelante a paso firme. ¿Cómo son las
proyecciones de rendimientos para la soja y el maíz, dos granos fundamentales?
¿Cuánto influirá en esta campaña la crisis generada por el COVID-19? Gustavo
Maddonni y Magalí Nico, de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA),
responden, entre otros, estos interrogantes.
"Conviene analizar por separado al maíz temprano del
tardío", Gustavo Maddonni, docente de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA
e investigador del Conicet. "Respecto al temprano, el informe de Estado y
Condición de Cultivos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informa que al 16
de abril ya se había cosechado el 52,7% del área total sembrada con ese cereal,
casi un 10% más que la campaña pasada para esta misma fecha. En cuanto al maíz
tardío, apenas el 26,3% del área sembrada en el país con ese cultivo está
entrando en madurez fisiológica, por lo que todavía falta para empezar a
cosechar".
En base al Panorama Agrícola Semanal publicado por la misma
organización, Maddonni se refirió al desempeño del maíz en distintas regiones.
"Hacia el centro-este de Entre Ríos, el rinde medio fue 69,8 quintales por
hectárea (qq/ha). En Córdoba se dan buenos rendimientos. En el NEA se esperan
rindes menores a las medias zonales. En el NOA, la recolección comenzará en
mayo. En el oeste-centro de Buenos Aires y norte de La Pampa, las labores están
tomando impulso en los lotes más altos, y hacia el sur, el maíz tardío y el de
segunda están en madurez fisiológica". El docente añadió que para esta campaña
se estima una producción de 50 millones de toneladas, un 1,2% menos que el
ciclo previo.
La soja, despareja
"La campaña de soja 2019/20 fue bastante heterogénea, lo
cual no es llamativo considerando la gran extensión del área de producción de
soja de nuestro país. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se espera que
la producción nacional alcance 49,5 millones de toneladas, con un promedio de
29,5 qq/ha. Al 16 de abril, la cosecha a nivel nacional alcanzaba casi 40% de
la superficie sembrada con soja, un porcentaje superior a las últimas 5
campañas para esta misma fecha", sostuvo Magalí Nico, docente de la cátedra de
Cultivos Industriales de la FAUBA.
Para explicar la evolución heterogénea de la soja en
distintas zonas del país, Magalí resaltó que al faltar agua en la primavera se
retrasó la siembra, el crecimiento vegetativo del cultivo y la efectividad de
algunos herbicidas. Luego, durante la segunda quincena de diciembre y enero,
cuando el cultivo suele atravesar etapas críticas en las que se determina el
número de granos, llovió en casi toda la región sojera, los cultivos se
recuperaron y, en muchos casos, se borró el efecto de la falta de agua en
primavera.
"Sin embargo -prosiguió Nico-, en febrero volvió a faltar
agua, con más de 3 semanas consecutivas sin lluvias en algunas zonas. En esas
fechas, gran parte de los cultivos de soja está en pleno llenado de grano y
cuajando las últimas vainas. Por lo tanto, es esperable que en muchos lotes no
se alcance el peso potencial. Esta sequía de febrero probablemente haya
afectado más a los cultivos de segunda, la mayoría de los cuales aún no se
cosechó".
Excepciones y problemas
La actividad agropecuaria es una de las exceptuadas de las
medidas de aislamiento social preventivo establecidas por el Gobierno Nacional.
Al respecto, Magalí Nico aclaró que si bien se registraron retrasos en la
cosecha y en la entrega de grano en las terminales portuarias, se normalizaron
después de tramitar los permisos necesarios y adecuar las tareas para cuidar la
salud de las personas involucradas en la cadena.
Por su parte, Maddonni -apoyándose en información que le
brindaron los consultores Agustín Giorno (Grupo GEASO), Gustavo Duarte (El
Ganado) y Pedro Minaur (Grupo Bermejo)- explicó que "el ritmo de la cosecha de
maíz es normal, pero con ciertas dificultades por la situación general. En el
SO de Buenos Aires, por ejemplo, la logística se complica por los distintos
estándares sanitarios de las empresas transportistas. Al NO de esa provincia
hay problemas con el transporte por el funcionamiento limitado de los puertos,
y en otras provincias es difícil conseguir repuestos y combustible para
maquinarias y vehículos. Asimismo, una limitante generalizada es la falta de
mantenimiento de las redes viales".
"Ciertamente, existen demoras en la circulación por caminos
y rutas, muchas veces debidas a los controles locales. Al respecto, ACSOJA, la
Asociación de la Cadena de la Soja Argentina, junto con otras asociaciones de
cadenas agroindustriales escribieron una carta abierta a todos los gobernadores
buscando una solución que garantice la producción y comercialización de
granos", destacó Nico.
La docente agregó que otro problema importante es la gran
bajante del Río Paraná -la peor desde 1971- que está generando complicaciones
para el ingreso de barcos y el embarque de granos en el puerto de Rosario. "Los
gobiernos de la Argentina y de Brasil ya abrieron el diálogo para lograr la
apertura de las compuertas en las represas río arriba para aumentar el caudal
del Paraná".
Consecuencias de la pandemia y recomendaciones
En cuanto a los posibles impactos de la cuarentena sobre la
actividad, Gustavo Maddonni, tomando en cuenta los comentarios de los asesores
antes mencionados, afirmó que es posible que tenga lugar un aumento
considerable del almacenamiento ?a campo?, principalmente en silo bolsa,
siempre y cuando no se modifiquen las restricciones actuales, que son muy bajas
o nulas para la cadena de agroalimentos.
Y añadió: "Por otra parte, si el nivel de contagio con
coronavirus se dispara exponencialmente e impacta sobre los que están operando
las maquinarias, los
perjuicios serían de consideración. Por suerte, la ventaja
de este sector es que tiene un mejor aislamiento general, un aislamiento
natural, aun cuando se esté en pleno trabajo. De todas maneras, los
establecimientos ya consolidaron protocolos sanitarios en este sentido".
Magalí Nico consideró que si se mantiene el escenario
actual, que permite las tareas de cosecha y comercialización de soja con los
permisos y recaudos necesarios, la cuarentena no debería afectar la cosecha de
la soja. Sin embargo, alertó que las demoras que se produzcan en esta etapa
pueden provocar la apertura de las vainas, causando desde pérdidas de
rendimiento hasta el avance de algunos microorganismos patógenos de las
semillas.
"En el escenario actual -puntualizó Maddonni-, lo más
importante será tener articulada al detalle la logística y la capacidad de
almacenamiento. Con la incertidumbre que se maneja, los productores deberán
estar muy preparados para despachar y almacenar la producción, de manera que la
cosecha no se interrumpa por restricciones al transporte. "A nadie le sirve un
lote de maíz en pie cuando el cultivo está seco, ya sea por los costos
financieros, las necesidades de acondicionamiento o la proliferación de
patógenos en espiga".
"Para los productores va a ser imprescindible colocar el
maíz a buen precio para poder sostener los faltantes de caja y las pérdidas
naturales a las que se expone el cultivo en condiciones de ser cosechado.
También deberán tener previsiones para el almacenaje -o sea, bolsas- por si la
logística se ve restringida. Y, por último, dos puntos clave: estar preparados
para cosechar con más humedad en la medida que haya plantas receptoras, y contratar
más ?poder de fuego? a la hora de cosechar, si es que hay maquinaria
disponible", finalizó el investigador.
Por: Pablo A. Roset / FAUBA
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