Los internos lo primero que lograron en cuanto a concesiones por parte de las autoridades para lograr que depongan actitud, fue el regreso de las visitas de familiares.

Ante ese logro y ver ingresar a las autoridades del Servicio Penitenciario comenzaron a exigir otras cosas que no se habían conversado hasta ese momento. Entre lo demandado estaba la libertad de los detenidos que por retraso judicial aún no han sido externados.

Es ahí cuando se decide la recuperación de la Unidad y se tensó de tal manera la situación, que los internos incendiaron las instalaciones.

Luego de intenso trabajo del personal y otras fuerzas que habrían colaborado, se logró la recuperación y el control de la UP37, después de siete horas de motín.

Cuatro funcionarios terminaron con heridas leves y algunos internos recibieron lesiones que no eran graves, incluso en peleas entre ellos mismos, que ocurrieron en varios momentos de la rebelión.

Alrededor de 600 internos participaron de la protesta cuyo principal reclamo fue la morigeración de las penas, ya que en las últimas horas se acordó permitir la visita de familiares a partir del 14 de noviembre.