17/09/2021
La Facultad de Arte, a través de la Secretaría de Extensión,
apuesta a la implementación y sostenimiento de proyectos territoriales, con el
principal objetivo de democratizar el acceso a la producción cultural y ampliar
y enriquecer las experiencias artísticas. Uno de esos proyectos es "Arte en la
Cárcel" que se desarrolla en el marco del Programa de Extensión de la UNICEN "Universidad
en la Cárcel", que ofrece actividades permanentes y una variada agenda cultural
que busca fortalecer su impacto dentro y fuera del contexto de encierro,
convocando a artistas de la zona centro de la Provincia. Las propuestas de
trabajo de la extensión universitaria ingresan al ámbito carcelario con una
perspectiva de acceso a derechos, que comprende que el único derecho
restringido de las personas detenidas es el de la libertad ambulatoria y que la
Universidad pública procura garantizar acciones educativas y artísticas y
generer impactos socioculturales
duraderos. La Facultad de Arte entiende que el valor del proyecto de
intervenciones de la UNICEN en la cárcel está dado en la construcción de
saberes laborales y de experiencias educativas y de producción cultural de
manera conjunta con la población carcelaria.
Es así que desde la Facultad de Arte, conjuntamente con el programa de la Secretaria de Extension de
UNICEN y el Centro Cultural Itinerante
"El Musguito" suman las propuestas que
habilitan estos caminos de la extensión
universitaria, en las unidades penitenciarias donde la universidad desarrolla,
además, actividades académicas, con el
propósito de promover el encuentro y construir sentidos con personas que, en su mayoría, han sufrido en sus trayectos
de vida sucesivas vulneraciones de
derechos, entre otros, el del acceso a múltiples campos de las arte y lenguajes
artísticos.
"El Musguito", en el camino de la extensión.
El Centro Cultural
Itinerante "El Musguito" nació en 2015 y en 2019 fue designado como Punto de
Cultura por parte del Ministerio de Cultura de la Nación, lo que permitió
contar con financiamiento presupuestario para sostener las actividades de
contratación de artistas, sobre todo en tiempos de la pandemia. La vinculación
con el programa "Universidad en la Cárcel" de la Secretaría de Extensión de la
UNICEN -que funciona desde 2012- se inscribe en la misma línea de políticas de
educación en contexto de encierro que estaban desarrollando las facultades de
Ciencias Sociales y de Derecho en las cárceles de Azul y Olavarría.
Analía Umpiérrez, creadora y coordinadora de este espacio,
advirtió algunas cuestiones que seguían pendientes, sobre todo, en lo vinculado
a la producción y disfrute de propuestas artísticas y culturales. Entonces, se
evaluó la posibilidad de promover la participación de artistas en actividades
desarrolladas en las unidades penitenciarias 2,27,38, 7 y 52, pero también la
producción de obras por parte de las personas privadas de la libertad que
quisieran participar.
"El Musguito" es, justamente, un Centro Cultural Itinerante,
que se arma y desarma cada vez, tal cual lo define Umpiérrez: es el brazo
cultural y artístico del programa de Extensión y, al mismo tiempo, permite la
vinculación conjunta con actividades de investigación, se realimenta en las
funciones de todas las personas que participan, como la docencia, la
investigación, las prácticas artísticas, como una gran interrelación en ese
gran paraguas que es la extensión universitaria.
Recientemente, se presentó su página web -www.centroculturalelmusguito.ar-
donde se compila información sobre talleres y festivales por donde circulan
algunas obras de teatro, además del festival itinerante de cortos. Allí también
se puede acceder a las "Contra todo pronóstico", las giras virtuales que
reemplazaron las presentaciones presenciales durante las restricciones
sanitarias. En la página, también se encuentran las producciones que se realizaron
en los procesos de talleres y algunos otros enlaces de interés.
Las mujeres
protagonistas
Clarisa Capdevila es docente del taller de Teatro que
funciona en la Unidad Penitenciaria 52, en el marco del programa "Arte en la
cárcel" donde también se dicta un taller de cine, a cargo de otro graduado de
la Facultad de Arte, José Martín Delgado.
"El equipo de trabajo del taller de teatro se conformó en
2014, con Claudia Castro y Betty Troiano, convocadas por el proyecto
Entrecruzarte para un programa de Extensión de la Secretaría de Políticas
Universitarias. Viajaban cada 15 días a la Unidad 52. Allí se conformó el
primer núcleo teatral al que decidieron denominarlo "Mujeres Protagonistas". A
medida que el taller avanzaba en el tiempo, hubo estudiantes, graduades e
integrantes de la comunidad de la Facultad de Arte que, por interés personal y
profesional, quisieron formar parte del proyecto, tanto desde el teatro como
desde la realización audiovisual. En duplas pedagógicas, en 2016 se incorporó a
la tarea de ser docentes-artistas en contexto de encierro, Milagros Ballent,
quien forma parte del grupo de talleristas del programa La Universidad en la
cárcel, de la Unicen.
"Claudia y Betty armaron un equipo al cual me uní en 2017.
Trabajé ad honorem hasta este año, 2021, cuando desde la Secretaría de
Extensión se incluyó el taller como proyecto dentro de un programa
institucional. Se realizó una selección
en una convocatoria de becas de contraprestación, donde quedé seleccionada para
co coordinar el taller de Teatro por un lapso de dos años, por eso es
importante sostener las gestiones para que la UNICEN, la dirección General de
Cultura y Educación de la Provincia o el Servicio Penitenciario Bonaerense
legitimen espacios de trabajo como éste, en contextos de encierro, para
percibir un salario adecuado al trabajo docente y artístico que se realiza.
¿Cómo es la dinámica del taller?
El taller y el programa perciben intereses educativos, pero
intentamos también que sea un espacio lúdico y de disfrute, donde las
participantes puedan reírse para amortiguar un poco el ánimo y el clima en el
que viven a diario. Garantizar derechos y educación artística es difícil en
contextos de encierro y en tiempos de pandemia, pero hemos trabajado y seguimos
trabajando para sostener el taller y mejorar su funcionamiento.
Cada clase es un nuevo comienzo, todos los años el grupo
muta, siempre está en constante transformación y trabajamos sobre temáticas que
les interesan a las inscriptas. Al finalizar, organizamos una muestra a la que
asisten otras personas que forman parte del programa y compañeras detenidas que
no asisten al taller y son invitadas a ver el resultado del proceso creativo.
¿Cómo vivieron la pausa prolongada de las restricciones
sanitarias?
La pandemia fue difícil dentro del penal: las chicas no
podían acceder a dispositivos personales de comunicación, entonces tuvimos que
esperar y comunicarnos con ellas a través de la coordinadora del Programa.
Finalmente, obtuvieron los permisos para acceder a dispositivos telefónicos y
poder hablar con sus familias y con nosotras: queríamos saber cómo estaban y si
tenían ganas de empezar con las clases.
En 2020, corrimos un poco el objetivo artístico del proyecto
y nos centramos en fortalecer el vínculo. A medida que transcurrió el año,
tuvimos que sortear diversos inconvenientes. La débil conexión digital del
penal, la escasa disponibilidad de dispositivos móviles, el gasto económico que
las conexiones conllevan y que se pudo financiar desde la universidad, las
intermitencias de las videollamadas, el audio, la imagen, etc.
Creo que hicimos lo que internet nos dejó. En algunos
encuentros, ni siquiera alcanzábamos a ver las actividades que habíamos
preparado. Sólo valía el hecho de encontrarnos para conversar cómo estaban y
qué necesitaban, siempre a través de la pantalla.
Pero, aún en las dificultades impuestas por ese contexto,
pudimos trabajar algunas escenas específicas que a ellas les interesaba, a
través de videos. Mandábamos la consigna, ellas se filmaban desarrollando la
escena en el pabellón y nos devolvían el video. Culminamos el año con un
encuentro virtual, mostrando algunas de esas escenas que habíamos trabajado
durante muchas semanas en una muestra conjunta con el docente del taller de
cine y fotografía, José "Cebo" Delgado.
Volver a la presencialidad
"El retorno a la presencialidad significó volver al encuentro,
ante todo", sostiene Capdevila. "Vernos y hablarnos a la cara, mirarnos a los
ojos, tapaboca y protocolos mediante, es muy importante y para hacer teatro,
fundamental. Creo que la continuidad de estos encuentros va a seguir
fortaleciendo los vínculos y nos va a permitir recuperar el entusiasmo y
facilitar espacios de creación artística. La virtualidad quita un poco las
ganas y la energía de hacer. La presencialidad, en cambio, nos devuelve la
posibilidad de compartir actividades y nos renueva la energía.
Volvimos hace muy poquito, después de mucho insistir y
porque el comité de crisis aprobó prioritariamente las actividades presenciales
de Extensión. Esperamos terminar el año con encuentros quincenales, en la
medida que lo autoricen los permisos y las condiciones sanitarias. Estamos muy
felices de volver al encuentro y de generarnos ganas mutuamente, de aprender y
crear juntas? no queremos dejar de hacer teatro nunca: "viva el teatro y viva
las mujeres protagonistas", ése es nuestro grito colectivo" al finalizar cada
encuentro.
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