La "Casa del Club de Teatro" llegó tras varios años de dificultades, con duras pérdidas, una pandemia que ralentizó una obra que ya estaba en marcha y las dificultades económicas propias de la actualidad. En el trayecto a la meta, se fueron sumando numerosas voluntades que aportaron su granito de arena para que esta obra pudiera llegar a su fin.

Este nuevo espacio continúa con el propósito fundacional de estimular la convivencia para la formación teatral, la comunicación a través del teatro y el intercambio entre los teatristas y el público.

El evento de inauguración contó con varios hechos artísticos que se realizaron en la vereda de calle Roca, hasta llegar al corte de cinta, del que participó el Intendente Lunghi y la fundadora y una de las principales impulsoras, Marcela Juárez.

El club de Teatro fue fundado y dirigido desde sus inicios en 1996 por Marcela Juárez y Alejandra Casanova, desde ese momento ha ido creciendo y consolidándose como un polo cultural en nuestra comunidad, que lleva adelante una importante tarea de creación, capacitación, difusión y gestión teatral.

Las actividades planteadas están destinadas a personas de todas las edades, de distintos perfiles, tanto a las que quieran desarrollar una futura carrera profesional como a las que deseen acercarse al teatro como complemento a su actividad laboral, a su formación académica o a su desarrollo personal.

Cada taller cuenta con la coordinación de artistas y docentes de reconocida labor que aportan su singularidad al proyecto.

El trabajo sostenido de todos estos años permite la aparición de nuevos objetivos que emergen de la lectura de la realidad socio cultural del medio: integración de personas con capacidades especiales; realización de funciones para escuelas que permiten ampliar el horizonte cultural de niños y jóvenes; dictado de seminarios de especialización para actores formados; desarrollo artístico de grupos independientes; y fomento de la creación artística de grupos locales y regionales, entre otros.

Durante el primer año el Club de Teatro realizó sus producciones en una sala contratada en lo que fuera el viejo Teatro Cervantes. A partir de 1997 decide destinar todos sus ingresos a la adecuación de un espacio alquilado para conformar una sala propia para 50 espectadores, y más tarde para 80. Esto se logró reciclando una serie de objetos donados y con artefactos de iluminación casera.

Desde ese momento comenzó a albergar espectáculos de la ciudad y la zona y a producir sus propios espectáculos.

Allí surgieron nuevos grupos nacidos de las clases, que empezaron a generar propuestas y adoptaron al Club de Teatro como su casa para ensayar, mostrar sus creaciones y aportar al conjunto.

Luego de 15 años de existencia y cuando el Club contaba con más de 300 integrantes, debieron abandonar el edificio fundacional por haber sido vendido para otros fines.

Esto puso en riesgo la continuidad, pero con el apoyo comunitario, el acompañamiento de un numeroso público y la ayuda de un convenio de contraprestación con el Municipio de Tandil, alquilaron la propiedad de Chacabuco 517 (ex microcine) que les permite contar con dos espacios escénicos.

Desde septiembre de 2011, el Club de Teatro se consolida como el espacio con mayor actividad teatral y atrajo a una gran cantidad de espectadores permanentes.

En 2012 obtuvieron el apoyo del Instituto Nacional de Teatro y en 2015 un Reconocimiento a la gestión de Salas o espacios independientes otorgado por el mismo organismo.

En 2017 llegó la primera convocatoria para compra de sala o espacio de teatro

independiente y el Club de Teatro fue seleccionado junto a otras seis salas de todo el territorio nacional para adquirir su espacio propio.

Gracias a ese reconocimiento compraron una casa con galpón en Marconi y Roca. Esto le permite contar con dos espacios en los que se proyectan para este año distintas actividades. Uno es la casa en sí, que fue refaccionada y acondicionada para brindar mayores comunidades a alumnos, actores y espectadores y el otro es la sala que se alzó dónde estaba el galpón con el apoyo de amigos invalorables, que permitieron que la casa se vuelva un Teatro. Porque una sala propia es un Teatro para siempre.