30/08/2024
Este aniversario del Día del Trabajador del Chacinado encuentra a Cagnoli próximo a cumplir sus cien años. La familia Cagnoli es parte indiscutida de la identidad chacinera local.
La chacinería es un sector que forma parte
de Tandil desde hace más de un siglo y Cagnoli es parte de esa historia hace
cuatro generaciones. Pietro Cagnoli llegó desde la Lombardía Italiana en 1907 y
se radicó en Tandil. Transmitió su saber a su hijo Pedro, quien le puso el
apellido como marca e inició un legado familiar, que cuatro generaciones
después, mantiene vivo un legado de tradiciones y amor por la calidad.
Hugo Cagnoli, segunda generación y memoria
viva de la tradición chacinera local recuerda aquellos primeros años: "los
inmigrantes trajeron sus recetas y su saber hacer. En nuestro caso pusimos el
apellido, eso era lo habitual en aquella época. Pero cuando uno pone el
apellido es un compromiso que asume, tiene que salir bien o salir bien".
Don Pedro sabía que hacer un producto de
calidad era primordial y eso marcó a las siguientes generaciones. Entendió que
Tandil tenía el clima ideal para la elaboración de salames, por eso su experiencia
y el aire de las sierras crearon la sinergia que dio origen al inconfundible
sabor de sus productos que son reconocidos en todo el país.
La actividad nació para el autoconsumo de
la familia, como de todos los inmigrantes que llegaban, aprovechando las carnes
de cerdo y de vacuno, como una forma de conservarlas por más tiempo. Luego,
comenzaron a venderlos a los inmigrantes que trabajaban en las canteras.