28/11/2024
La Red de Maíz del sur de Buenos Aires de Aapresid publicó un informe con datos sobre la densidad de siembra y las expectativas de rendimiento, muy difíciles de predecir en un contexto climático incierto.
En el sur bonaerense, en ambientes con una limitada capacidad de reserva hídrica y precipitaciones variables, el maíz tardío representa una estrategia clave para mitigar la demanda hídrica del cultivo. La densidad de siembra y la plasticidad reproductiva de los híbridos desempeñan un rol fundamental para estabilizar el rendimiento en estas condiciones.
Evaluación de
híbridos en siembras tardías
La Red de Maíz del Sur de Buenos Aires de Aapresid presentó
los resultados de la campaña 2023-24 en un informe donde evalúa el
comportamiento de diferentes híbridos de maíz en fechas de siembra tardía, en
ocho sitios de la región. Estos ensayos bajo condiciones de secano y aplicando
los manejos de los productores, se sembraron con densidades de entre 2,7 y 5,7
plantas/m2.
Abarcando diversas condiciones ambientales, con
precipitaciones que fluctuaron entre 257 a 728 mm entre diciembre y marzo, la
Red destacó la importancia de la plasticidad de los híbridos. Observaron que,
en condiciones de baja densidad, la prolificidad del tallo principal mostró una
contribución significativa al rendimiento. En contraste, en ambientes de alta
densidad (55.000 plantas/ha), el impacto de la prolificidad y de los macollos
fue limitado, resaltando la importancia de la plasticidad de la espiga.
De esta manera, demostraron que densidades intermedias de
entre 3 y 4 plantas/m2 pueden ser suficientes para alcanzar rendimientos de 8 a
10 ton/ha, siempre que se maximice la eficiencia de la flexibilidad de espiga y
la prolificidad del tallo principal. Para que los macollos aporten significativamente
al rendimiento, los niveles de rendimiento deberían ser mayores, o bajar más
las densidades.
Cuando la densidad
excede a la óptima
En el mismo informe, ensayos liderados por el Coordinador técnico
de la Red, Fernando Ross (CEI Barrow) donde se evaluó un rango de densidades de
2, 4 a 8 pl/m² para 15 híbridos en suelos de distinta capacidad de
almacenamiento hídrico, demostraron que densidades altas (8 pl/m²) incrementan
la asincronía floral - es decir, el desfase en la floración entre plantas -, lo
que en condiciones de estrés atenta contra el rinde.
Sin embargo, no se observaron diferencias significativas en
el rendimiento con densidades menores (entre 2 y 4 pl/m²), gracias a la
formación de espigas dobles y de macollos fértiles, incluso en suelos someros.
Macollos: ¿sí o no?
El informe de la RED incluye un trabajo de Diego Rotili
(FAUBA y FA-UNLPam) que explica que el desarrollo de macollos está
estrechamente relacionado con la disponibilidad de recursos y las condiciones
lumínicas durante las etapas iniciales del cultivo, que cuando la densidad de
plantas supera las 4 pl/m², el sombreo inhibe el desarrollo de macollos.
En cultivos de baja densidad, los híbridos de maíz con
predisposición genética al macollaje pueden generar nuevas hojas que capturan
más radiación durante el período crítico, aumentando el rendimiento. Sin
embargo, en situaciones de estrés hídrico o en suelos de baja fertilidad, los
macollos compiten con el vástago principal por recursos, lo que puede afectar
negativamente la fijación de granos.
Por esto, el impacto de los macollos varía
significativamente según las condiciones ambientales, debiendo ajustar las
densidades en función de la capacidad del híbrido para expresar este rasgo y de
las características del ambiente de producción.
En regiones como el sur bonaerense, caracterizadas por
suelos someros, sequías estacionales y altas temperaturas estivales, los
macollos pueden enfrentar importantes limitaciones, generando penalidades en
campañas desfavorables. No obstante, en años con precipitaciones abundantes o
en suelos fértiles, estos vástagos secundarios pueden contribuir de manera
sustancial al rendimiento en cultivos de baja densidad. Por este motivo, es
crucial evaluar la profundidad efectiva del suelo y las condiciones climáticas
esperadas al momento de planificar el manejo del cultivo.
El macollaje ofrece una valiosa plasticidad reproductiva que
puede ser aprovechada en ambientes de alta variabilidad climática, pero su
manejo implica un balance entre las oportunidades de maximizar el rendimiento
en campañas favorables y los riesgos asociados a condiciones adversas. En
contextos como el sur bonaerense, los híbridos macolladores sembrados a bajas
densidades pueden ser una herramienta estratégica para diversificar las fuentes
de rendimiento.
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