2 de febrero de 2025
El ex arquero de Boca Juniors, y que desde hace diez días se encuentra al frente del primer equipo de Santamarina, tiene un imán no solo para los hinchas del aurinegro o del xeneize, sino también para el resto de los tandilenses y turistas en general, al igual que para las principales autoridades y funcionarios municipales.
Tandil se caracterizaba, durante los veranos, por un par de cuestiones deportivas que lo ponían en los primeros planos de los medios nacionales. Las pretemporadas de los principales equipos eran una moneda corriente en nuestra ciudad y muchos vecinos presenciaron prácticas de sus ídolos de Boca Juniors y River Plate, además de integrantes de otros equipos de la Primera División. Sin embargo, con el tiempo, la situación se modificó drásticamente y los elencos empezaron a elegir otras opciones.
No era el único suceso que acaparaba la atención de propios y extraños ya que el Seven Fernando Varela siempre se caracterizó por su gran movida y la visita de delegaciones de todo el país. No solamente llegaban clubes porteños, sino que también venían planteles de La Plata, Rosario, Córdoba y otras importantes localidades.
El fenómeno Navarro Montoya se ve no solamente en los entrenamientos, o en la misma presentación del cuerpo técnico y plantel, sino en la calle cuando el ahora director técnico recorre la ciudad y se encuentra con inmensas muestras de cariño y afecto que le da la gente, luego de la huella que dejó por su paso en los distintos clubes del fútbol argentino.
Sin temor a caer en una exageración, la presencia del popular ex arquero casi puede asemejarse a la "última Coca Cola en el desierto", a la vista de la notable carencia de visitas de delegaciones deportivas de relevancia. Ya han transcurrido tres años desde que Temperley y Tigre concretaron su pretemporada en la ciudad, últimos equipos de cierta jerarquía que optaron por entrenar en Tandil.
Por su parte, las últimas ediciones del Seven Fernando Varela reúnen una discreta cantidad de equipos de rugby, mayormente conformada por los tres clubes locales y alguna participación de cortesía de Mar del Plata, muy lejos de las épocas donde figuras del SIC, CASI, Alumni y Atlético del Rosario se disputaban la Copa de Oro y disfrutaban además los agasajos de la organización.
Tanto el Municipio como la Dirección de Turismo perdieron el rumbo para poder lograr captar a clubes o ayudar a distintos eventos deportivos locales para poder convocar y atraer a delegaciones que colaboren con el crecimiento de la actividad y que también le den una mayor visibilidad a Tandil. En ese aspecto, no hubo proyectos ni propuestas para trabajar con un norte claro y que permitiera tener una continuidad con el correr del tiempo.
Después de veranos con muchísima exposición gracias a los equipos de primera división, como también del ascenso, o lo que significaba el Seven Fernando Varela, ahora Tandil carece de este tipo de visitas que posicionen y sigan exponiendo a la ciudad para ser una alternativa que elijan los turistas de distintos puntos del país.
La llegada de Carlos Fernando Navarro Montoya a Santamarina, luego del acuerdo que cerró con la dirigencia en diciembre pasado, es la principal atracción del verano tandilense. O, mejor dicho, la única atracción del verano tandilense.
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