Alberto Maschio. El caballero del aire

Tandil, 15 de junio de 1985. Con el ropaje del inolvidable Cacho González, Cupido los presenta y el romance entre la radio y Alberto Maschio nace con la rapidez de la luz de un fósforo; pero con la potencia que solo llega cuando un hombre viene al mundo con el fuego de la bohemia.

Hoy se celebran 40 años desde que los micrófonos de la emisora madre amplificaran una voz que representa caballerosidad, respeto por el oyente e incondicional amor por un oficio que hilvana complicidades invisibles y genera eternas amistades.

Quien fuera uno de los integrantes de Las voces del chañar, que siguen sonando en la región sudeste de la provincia de Buenos Aires como hace medio siglo, construyó de manera artesanal y minimalista una carrera que es un imán para quien deseara cosechar la admiración sincera de un público al que los grandes medios parecen darle la espalda.

Su fórmula contiene una de las tareas más hermosas del mundo: catar discos y presentarlos con la información precisa y adecuada, educando oídos, entrenando sensibilidades y distendiendo las jornadas de los que cada día abren surcos, forjan hierros o amasan el pan.

Es que su propuesta radial siempre estuvo destinada a obreros y a amas de casa, quienes a diario construyen el pago chico y la patria grande, y a aquellos que siguen entonando el himno nacional con el mismo entusiasmo que mostraban desde las aulas.

"Uno nunca podrá practicar la monogamia del todo ejerciendo esta profesión", dijo Rodrigo Revillo, uno de los locutores que es continuidad de Candelas, Gentile, Zupano y tantos héroes y heroínas más del éter serrano, y tal vez tenga razón porque quienes permanecen cautivos del hechizo de la caja mágica tendrán para el resto de sus vidas al de la zurda latiendo al compás del teatro de la imaginación inmortal.

Una vieja máquina de escribir ayudó en este caso a dejar plasmada una pasión de colores celestes y blancos con casi 250 biografías de folkloristas nacionales y cámaras fotográficas colaboraron para que hoy se puedan ver la imágenes con los chicos que iban a cantar al estudio de LU 22 durante aquel ciclo bautizado "Los niños le cantan a la patria... folklore junto a la sierra"; el trabajo en la doma de La Pastora con Mayo Gogorza; entrevistas con referentes del cancionero popular y artistas de la palabra como Roberto Cambiaré o referentes sociales como el padre Raúl Troncoso.

Su llama interior que lo llevó a cientos de escenarios y estudios, como los que lo cobijaron en Radio Universidad de La Plata, pareciera imposible de describir en un artículo o cualquier otro lugar; pero Sonia, su compañera de vida, de todas formas, agudizó el ingenio y lo ayudó a construir un museo en un barrio de trabajadores que es reflejo de su andar.

40 años con la música nativa dejan tesoros invaluables con personalidades a las que no todos acceden; pero él toma con sus manos un retrato que es uno de sus mayores sentimientos y una continuidad: detrás de una consola el brazo de Manu, su hijo cantor de tangos, lo sostiene y sonriendo lo invita a ir por más.

Al otro lado sus escuchadores esperan que la luz roja le indique un nuevo empezar.

(Texto: Alejandro Latorre)