29 de julio de 2013
Este miércoles, a partir de las 20 en punto, podrá disfrutarse la proyección del Ballet “Coppelia” en la Biblioteca Rivadavia en la versión musical de Leo Delibes, con la coreografía de Oleg Vinograd y el cuerpo de baile Kirov, de San Petersburgo. La coordinación, como de costumbre, estará a cargo del doctor Luis Emilio José.
El reparto
La versión que se verá este miércoles es con libreto de Nuitter y Saint-Leon sobre cuento de E.T.Hoffman
Música de Leo Delibes. Coreografía de Oleg Vinograd
REPARTO
Swanhilda: Irina Ssapechits
Franz: Mikhail Zavialov
Coppelius: Petr Rosanov
Coppelia: Elvira Tarasova
Muñeca española: Marina Abdullayeva
Muñeca escocesa: Irina Guseva
Muñeco chino: Albert Mirzoyan
Cascanueces: Alexander Sapogov
Mavar: Vladimir Polomaziev
HISTORIA DE MUÑECAS Y PERSONAS MÁGICAS
Swanhilda, una bella aldeana, se halla comprometida con Franz. Sin embargo, la joven se siente profundamente angustiada por el hecho de que Franz se encuentra a la vez fascinado por una hermosa muchacha, a la que no conoce y que sólo ha visto a través de los cristales de la ventana de la casa que habita un extraño personaje: el anciano Dr. Coppelius, hombre de apariencia siniestra, a quien nadie ha brindado amistad y que lleva una vida misteriosa. Franz, deslumbrado por la belleza de la joven, decide entrar durante la noche en la casa de Coppelius y para ello, espera pacientemente que el viejo se ausente para dar sus habituales paseos nocturnos. Llegada la noche, el Dr. Coppelius sale sigilosamente; ocasión que aprovecha el aldeano para penetrar en la siniestra casa. Swanhilda, que ha estado observando a su novio en silencio, repara también que al marcharse el anciano ha dejado caer, sin apercibirse, la llave de la puerta de su casa; ocasión que es aprovechada por la aldeana para seguir los pasos de Franz. La segunda escena del ballet tiene lugar en el interior de la casa de Coppelius, que es en verdad, un taller de muñecos mecánicos, en el que ocupa un lugar de excepción la muñeca Coppelia, que con su belleza despertara el amor de Franz. Swanhilda se siente feliz al comprobar la realidad, y en compañía de Franz recorren todos los rincones del extraño taller, divirtiéndose como niños dando cuerda a los muñecos allí reunidos, los que se animan como seres humanos, en irrefrenable impulso danzante. Mientras tanto, Franz, que ha experimentado un cruel desengaño al comprobar que la joven que veía en la ventana no es más que una muñeca con cuerda, advierte a través de los cristales del ventanal el regreso del Dr. Coppelius, que se muestra nervioso y agitado buscando la llave perdida. Sin tiempo para escapar, Swanhilda decide vestirse con las largas ropas de la muñeca Coppelia, pensando que de este modo su presencia pasará inadvertida. Al penetrar en el taller, el fabricante de autómatas advierte el desorden, por lo que recorre la casa enfurecido, dirigiéndose finalmente hacia el lugar donde se encuentra Coppelia, su muñeca favorita. El anciano contempla la que considera su obra maestra, dándole cuerda. Swanhilda, imita entonces los movimientos pausados y rítmicos de los autómatas, y se entrega a la danza, interpretando una serie de pasos complicados que despiertan la admiración y el entusiasmo de Coppelius. Mas el viejo poco tarda en descubrir la presencia de Franz, lo que provoca un nuevo desorden, consiguiendo finalmente los jóvenes aldeanos huir tras de una desenfrenada persecución del anciano por todos los recovecos de su taller. En el tercer acto, el pueblo de fiesta se ha reunido en la calle, frente a la casa de Coppelius para proclamar el triunfo del amor, celebrado en la unión de Swanhilda y Franz: acontecimiento que se festeja con una serie de bailes que culminan con las coloridas czardas y una briosa mazurca.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.