9 de mayo de 2014

Deportes

Deportes. Juan Manuel Ijurco:“Ya más, no puedo pedir a la vida”




Tiene 36 años pero le ha tocado atravesar situaciones difíciles...extremas, de las más felices a las más duras, casi sin solución de continuidad. Así como cuando un arquero vuela y saca la mejor pelota que se metía en el ángulo y cuando está cayendo se da cuenta que el rebote le cayó en su mejor pierna al delantero contrario...hay que volver a pararse y estar listo para quedarse con la pelota. Será que una vida bajo los tres palos le enseño eso? Caer y levantarse a pesar de todo...Así es la vida de Juan Manuel Ijurco, “El Mono”, uno de los arqueros del plantel de Santamarina que acaba de conseguir el ascenso al Nacional B.
Pasó por muy buenos momentos deportivos, tuvo sus orígenes en Ferro, pero en Santamarina supo ganarse el cariño de la gente. Integraba el plantel que ascendió al Argentino A y ahora al Nacional B. Pero los tandilenses que conocen su historia tienen un afecto especial por El Mono y se lo hacen saber.
“Cuando iba al baby en Ferro, jugaba de 9 pero volvía a casa y me ponía a atajar las pelotas que me tiraba mi papá...y a partir de ahí, nunca más deje el arco”, comienza contando Ijurco. Su debut en primera también llegó con la camiseta tricolor, luego de un paso por Independiente, pero en el 2004 llego a Santamarina y allí se quedó.
Desde su infancia, el futbol fue un complemento de la escuela, la enseñanza de sus padres era, la misma que mantiene él con sus hijos - sobre todo teniendo en cuenta la cara de Mateo cuando escucha a su papa decir - “Primero la escuela y después y si todo está bien, le dedicas tiempo al fútbol”.
Y más allá de este presente soñado para cualquier futbolista, “El Mono” nunca tuvo como meta vivir del futbol “se fue dando, a medida que fui creciendo, debuté, fui a pruebas. En muchas ocasiones frustrado por los dirigentes. Pero bueno, me fue gustando cada vez más y cuando puede convertirse en un sustento, mejor todavía”.

DESPEDIRME DE LOS CHICOS Y NO SABER SI VOLVIA FUE DURISIMO
La mente y el espíritu de Juan Manuel, se remontar a cuatro años atrás, para revivir lo que fue uno de los momentos más doloroso de su vida. Su mujer, Patricia, debió soportar casi que le dieran el pésame, cuando una leucemia empezaba a manifestarse en el cuerpo de su marido, pero aun así, no bajaron los brazos y pueden disfrutar éste presente. “Al principio fue durísimo, estaba Murúa en el club y un día volví de jugar y Pato me vio un hematoma en la pierna, en ese momento pensé que podría haberme golpeado. Después apareció una tos que no se iba y unos días después viajando a Rafaela, me veo un moretón en la lengua. Eso ya no me pareció tan normal. Enseguida cuando volví me hicieron un laboratorio y los valores no dieron bien. Conseguí un especialista que me atendió y recuerdo que me dijo, “vos tenés la edad de mi hijo, y te tengo que decir la verdad. Acá no te puedo hacer nada; podes tener tres cosas, Leucemia, Aplasia medular o un virus en la médula y para saber qué de esas tres cosas tenés, tengo que punzarte y en Tandil no tengo los medios”. Ese día le dije a mi mujer, nos vamos ya. Hicimos los trámites para la derivación. Dejamos a Mateo y Pedro en lo de mi suegra...eso fue lo más triste, porque no sabía si volvía o no....”
La entereza del Mono y su mujer en los días de internación, fue realmente importante en el tratamiento que duró 29 días y después sí, pudo salir a respirar aire y como dice él “volver a vivir”
Hoy a varios años de aquel pelotazo durísimo que el Mono sacó del ángulo, ya tiene el alta definitiva y entiende, a la distancia que, “muchas fueron las cosas que me salvaron la vida, el no dejarme estar, tener a médicos excelentes al lado mío, el apoyo de la familia y de la gente que me apoyo con la oración y mandándome buena energía”.

ASCENSO Y RECIBIMIENTO
“Yo no soy de andar demostrando nada, pero el otro día cuando terminó el partido, me puse a llorar acordándome de todo lo que había pasado. Atravesar una enfermedad que no sabía si me iba a vencer, retornar al fútbol de la mano de Cristian Daguerre que me permitió estar en su cuerpo técnico, volver a jugar y ahora que se me dé el ascenso al Nacional B, es como decir... YA ESTA!”
“El recibimiento fue increíble, veníamos por De La Canal y había gente que salía de los campos a saludarnos y algunos estaban llorando...fue una emoción enorme para nosotros. En mi caso particular había mucha gente del entorno que estaba muy emocionada, ellos fueron parte importante en la contención cuando estuve internado, muchas personas nos han hecho sentir un cariño enorme y se agradece”.

DESEOS CUMPLIDOS
“Yo creo que ya más no puedo pedir a la vida. Tengo otra vez salud, tengo una familia hermosa, nuestra casa y dos ascensos con el fútbol. Lo único que deseo es seguir teniendo a mi mujer y a mis hijos bien, y que siempre estemos así, juntos”.






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