13 de mayo de 2011

Espectáculos y sociales

Espectáculos y sociales. El Herrado

Desde tiempo inmemorial en el cual el hombre se ha valido del caballo, para el trabajo, la guerra o simplemente su gusto personal de pasear en él en una mañana o tardes soleadas en compañía de su mejor amigo, se ha tratado por diferentes medios de cuidar y preservar el pie del mismo, porque como dice el viejo dicho “ sin pie no hay caballo” y esto ha creado un sinfín de métodos y modelos de herrajes que protegen y hasta corrigen defectos en la pisada, haciendo mucho más útiles y duraderas las funciones a cumplir tanto en el trabajo diario como en lo deportivo tan en boga en estos días en animales pura sangre de carrera, poleros, salto, pato, pruebas de rienda, pruebas de resistencia, etc.

Los caballos que pastan en libertad, se adaptan muy bien lo mismo que los salvajes a la falta de herraduras, porque en forma instintiva, escogen el terreno más propicio para su andar. La naturaleza sustituye el casco gastado y modela la forma del pie según el suelo o el uso habitual, es por esto que los animales que viven en terrenos pantanosos suelen tener el pie ancho y plano para asegurar su constante pisar en falso, a diferencia del caballo de montaña o zonas secas y de mucha piedra que mantiene un vaso más fino y alto de tipo “encastillado”.

Desde los primeros sistemas de herrado usando sandalias de cuero, de paja o retama, paja de arroz en trenzas sujetas todas estas a los miembros con correas hasta las primitivas de hierro o las que los antiguos romanos llegaron a confeccionar en oro y plata, como las utilizadas por la mujer de Nerón (Popea) año 60 d.C. de donde nace la creencia de suerte que significa hallar una herradura (si era una de esas). Lo que no puede precisarse con precisión es la época en que se comenzó a herrar con clavos, puesto que un principio eran planchas de metal que se sujetaban como las antes nombradas utilizando correas de cuero o sogas, provocando las mismas generalmente lesiones en las cuartillas o en las cañas inutilizando momentáneamente a los animales por un lapso similar al desgaste del vaso.

En el siglo VI en las Galias (Francia) ya se conocía una herradura primitiva, similar a la actual y desde allí la herrería ha creado con extraordinario ingenio los modelos más diversos respondiendo siempre al objetivo principal de la herrería que es el de preservar un desgaste anormal al casco (vaso) del pie.

La renovación completa de este dura alrededor de 8 meses, es decir que con hierro o sin él la intensidad, la naturaleza del trabajo, como la dureza o la desigualdad del suelo, influyen sobre la forma, la longitud, y el estado del vaso, que viene a ser para el caballo lo que las uñas para el hombre de ahí la importancia de la vigilancia constante, desvasando limpiando sus palmas y candados equilibrando una base de mejor equilibrio y aplomos. Esto obliga al dueño del animal siempre que la situación lo permita recurrir a los servicios de buen herrador ya que su intervención tendrá consecuencias inmediatas sobre todo el comportamiento del animal. Estas deben cambiarse aproximadamente cada 6 semanas y comprobar a menudo que no se hayan aflojado o arrancado en algún alambre al manotear en su constante búsqueda de pasto tan común en estos días de falta del mismo en nuestras praderas, debido a la constante sequía.

Se debe observar el aplomo del caballo, postura sobre sus herraduras, de frente, de perfil y de espalda y si las mismas no están gastadas el herrador solo las levantará para corregir el crecimiento del vaso y volverá a colocarlas por un nuevo periodo, utilizando el clásico método inglés en frío o el francés en caliente que siempre es aconsejable lo realice un herrador experimentado puesto que una vez limpiada la palma y candados retirando suciedad y cuerpos extraños a la vez que se empareja el vaso, la herradura se coloca en caliente copiando la misma en forma tal el contorno del vaso pero como dijo antes esta operación se deberá realizar con sumo cuidado con el fin de malograr al animal por ejemplo al dejar un vaso demasiado corto.

Las herraduras delanteras (anteriores) son de forma de U invertida al igual que el vaso en cambios las traseras (posteriores) toma forma de V corta invertida, por eso al herrar se deben adquirir herraduras para patas y manos por separado, estas tienen por lo general siete u ocho agujeros (claveras) que permiten el paso de los clavos los que son rematados por el herrador una vez colocados al sobresalir las puntas por el borde del vaso y luego limándolas para igualarlas.

Son innumerables las funciones benéficas que la herradura produce en animales con defectos en el andar, como el caso de los zambos (pies doblados hacia adentro o hacia fuera, fuera de aplomo) los que se balancean o cruzan los pies, tropiezan, etc. La mala pisada puede producir inflamaciones en tendones, tejidos, artritis o contusiones que pueden dejar inútil al animal lo que hace que en el oficio de herrador entre una parte del diagnostico veterinario.

El herrador que conoce su oficio conoce toda la importancia que tiene la aplicación a cada caballo del herraje adecuado para el servicio que se le pide, por lo que su trabajo esta unido a la higiene, la estética y la salud de n/ mejor amigo por lo tanto es de suma importancia el control de los vasos de nuestros montados y sobre todo en estas épocas de seca donde son mas proclives a quebrarse o rajarse.

Bueno amigos, espero que les sirva y les haya gustado la nota, les dejo un saludo y hasta la próxima.
Correo de Lectores abierto.

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