4 de agosto de 2011
Ejemplares de LA VOZ en mano, Facundo De Cicco se acercó hasta la redacción, para aclarar su situación personal y narrar de boca propia, lo que ocurrió aquella noche de cumpleaños truncada por la violencia la semana pasada, en la que él resultó lesionado y Mariano Risso terminó en terapia intensiva del Hospital Santamarina.
Tras elogiar lo que había sido la crónica con diversos matices, surgida luego del parte oficial de la Policía, donde se daba cuenta que tanto él como Risso se habían lesionado a punta de cuchillo.
Sin perder en ningún momento la calma, dio una línea argumental, que difiere de la contada oficialmente, en donde aclara “De Cicco, el agresor, que nunca agredió, se defendió”.
Admite que lo conoce a Risso y que inclusive lo ha ayudado, ya que Risso está sólo, con cuatro criatura tras haberse ido la mujer del hogar de Sarmiento al 1.400, escenario del cumpleaños que trastocó en escenario de una violenta contienda, que por poco no termina en una tragedia.
De Cicco contó que “estábamos en un cumpleaño de niños. Hicimos unos choripanes, gaseosas y vino para los adultos. Se preparó toda la comida en la cocina, nunca hubo un cuchillo en la mesa. Porque los sandwichs se le cortaron y se sivieron en bandeja a los chicos. Uno por uno, se les dio gaseosa. Después de todo eso compramos un par de vinos para tomar los cinco adultos”
Dijo que su cuñada había atendido a los hijos de Risso con mucho afecto y dedicación lo que había arrancado una sonrisa del rostro de los pequeños, que ahora no tienen en la casa a la mamá.
“Este Mariano(por Risso) sale a hacer unos mandados, estábamos `picoteando´. El estaba contento, decía gracias por la visita, por darle una mano. Lo iba a llevar a trabajar conmigo, para darle una mano. Está solo, con cuatro hijos, la mujer lo abandonó. Le di 80 pesos. No importa el dinero, para los pañales, para un tuquito, bueno todo eso”, indicó De Cicco, mientras mira al cronista haciendo ademanes con sus manos, para reforzar sus dichos.
“De repente, viene enojado. No se donde fue; va fue a comprar vino y de paso fue a la casa de un conocido de él. No se que habrá ido a hacer, si tendría alguna diferencia”, argumentó.
De Cicco, sostuvo que le comentaron que cuando se ausentó de la casa Risso, ya estaba “calzado”, con los cuchillos, porque tuvo un incidente, donde según De Cicco agredió a una persona, de la que dijo no tiene nada que ver y la definió como “un pasajero de la noche. Lo encontró en la calle y lo cruzó a Mariano, que hablaba con otro chico y Mariano lo agredió”. “Le pegó tres planazos en la cabeza”, refirió como buscando alguna explicación a la forma agresiva con la que retornó a su propia casa.
“El ya vino alterado, no se que problema ha tenido con el dinero. No se si habrá ido a comprar algo. Cuando vuelve vuelve con agresión, provocaba a todos y decía me falta la plata”.
De Cicco, se ubica en la escena mirando televisión junto a su cuñada y un amigo, más otro al que apoda "el gitano", personas éstas que respaldarían la historia narrada por el entrevistado. También ubica en la escena a los chicos, que jugaban.
Más adelante dijo “empieza a agredir verbalmente y le digo Mariano pel.... dejate de hinchar las pel..... No seas loco”.
Dijo que fue para la zona de la heladera y volvió con dos cuchillos uno de cada mano. “Mi sobrina me contó”.
“Se me vino a mi, se me abalanzó tirándome puñaladas con ambas manos. Una me tiraba al cuerpo para asegurarse mi muerte, no se que se le pasaba por la cabeza. Y la otra en la cara. Me dio un puntazo en el cachete izquierdo que cortó la encía y me ahogaba en sangre”, refirió.
“Me pegó uno que rozó la nariz y el pómulo derecho. Me clavó un puntazo en el antebrazo derecho que tocó el tendón que me duerme el brazo hasta el hombro. Me repliego, corro a todos los chicos y en un momento me voy para el costado donde había acostado dos de los chicos de él(Risso), los más chiquitos. Es un living grande con estufa hogar. Los chicos contentos con mi cuñada como no tienen madre. Hicimos todo lo mejor, les dio todo su cariño, los atendió”, continuó el relato.
“Esquivo uno, dos puntazos. Le decía pará Mariano. No fue a mi el ataque, contra los que estaban ahí, era contra él mismo, se habrá pensado que perdió la plata, que se la dio a alguno para que le haga un mandado, no se que le pasó por la cabeza” y choca el dedo índice contra sus labios formando una imaginaria cruz en señal de juramento para ratificar la veracidad de sus dichos ante el cronista.
La crónica agrega que le pegó una piña en la boca, “me pega un puntazo en el flanco izquierdo con el cuchillo más grande, un corte de tres centímetros de longitud con una profundidad de seis centímetros, sintiendo la punta del puñal contra la costilla. El otro fue cercano al bazo y el páncreas, de menor medida con un cuchillo de menor longitud”.
De Cicco responde con una andanada de golpes, un puñetazo en la nariz, otro en la boca y Risso cae, reincorporándose a la brevedad. “Ya me sentía herido. Fue una cosa muy rápida. Empieza a tirar puñaladas entre los chicos, al lado de los hijos que estaban durmiendo. Yo me había ido al costado y sacaba a los chicos con Sebastián”.
Pese a las trompadas recibidas, Risso no cesaba en su accionar, ante lo cual De Cicco le pega un sillazo y le arrebata uno de los cuchillos, aunque allí recibe una puñalada. “Me tuerzo y quedo al lado del sillón, donde estaban los chicos y él seguía tirando puñaladas. Sebastián le tira la mesa para que no lastime a ningún chico. Salen todos los chicos llorando y gritando para afuera. Mariano le tira una patada en la cabeza a mi sobrina de dos años, si la agarra la mata”.
Niega De Cicco que en esas circunstancias haya resultado herido Risso “no estaba lesionado. Estaba sano cuando a mi llevó la ambulancia. Al rato apareció apuñalado. Un chico me dice que se cayó en una subida, cuando fue a tocar timbre en la casa de la esquina, supuestamente. Ojo no voy a asegurar, no voy a decir cosas que no son. Nunca lo agredí al contrario. Me pegó las puñaladas, le pegué las piñas, le saqué un cuchillo. Traté que no apuñale a uno de sus hijos, porque en una de las intentonas le pasó muy cerca de la cara”.
“Cuando estaba con mi familia en la vereda esperando la ambulancia, el gritaba afuera en `cuero´, con un cuchillo. No tenía sangre, no tenía nada. El pibe estaba sano. Esperé 20 minutos la ambulancia y después aparece apuñalado. No combina nada de nada, lo vieron mis hermanos, lo vio mi madre, el gritaba que no me había apuñalado”, siguió con su descargo De Cicco.
Dijo que lo fue a ver a Risso, “y no es porque me vaya a salvar. Yo me voy a salvar porque nunca lo agredí”.
“No soy de andar con cuchillo, no tengo revólver. Tengo una cuchara de albañil y voy a salir a pegar cucharazos. Tengo un cucharín con punta, cuando me enloquezca en algún asado en la obra, después de cinco litros de vino los voy a agarrar con el cucharín y los voy a matar a todos, porque soy un asesino, un agresor, me da risa”, finalizó su descargo.
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