1 de octubre de 2010
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, culpó anoche al ex mandatario Lucio Gutiérrez por la sublevación de policías y militares que lo mantuvo cautivo en un hospital policial durante 10 horas y causó más de 50 heridos, en una jornada que conmovió al país y a la comunidad internacional.
Al hablar desde el palacio de gobierno el presidente dejó claro que luego de este "triste día", porque "se derramó sangre ecuatoriana", los responsables de la sublevación serán sancionados. "No habrá ni perdón ni olvido", aseguró.
Correa dijo que durante el día dialogó con tres grupos de policías sublevados y que pudo comprobar que ninguno de ellos había leído la ley que motivó sus protestas, por lo que dedujo que se dejaron llevar ?por la infamia, por rumores, por la guerra psicológica de los vendepatria?.
Desde un balcón del Palacio de Carondelet, adonde fue llevado alrededor de las 21.30 de anoche (23.30 en la Argentina), Correa, como ya lo había hecho durante el día, volvió a responsabilizar por la rebelión a Gutiérrez, a quien la multitud de simpatizantes del mandatario llamó ?asesino?.
El presidente sostuvo que entre los sublevados ?no todos son policías? sino que ?hay infiltrados de partidos políticos?.
Correa fue llevado del Hospital de la Policía al Palacio de Carondelet en sólo siete minutos, después de un operativo de su rescate que incluyó nutridos intercambios de disparos de balas de goma por parte de los militares que iban por él y de gases lacrimógenos de parte de los policías amotinados.
La sublevación de unos 2.000 policías ecuatorianos y algunos efectivos militares provocó ayer el caos en Ecuador, donde Correa llegó a declararse "secuestrado" por los insurrectos en el Hospital de la Policía, de Quito.
Los policías se amotinaron desde la mañana en el Regimiento de Quito, el principal cuartel del país, en protesta por la Ley de Servicio Cívico, sancionada anteayer, por la que se modifican algunos beneficios salariales de esta fuerza de seguridad y de militares.
La actitud policial se expandió a otras dependencias del país y generó igual reacción en algunos miembros de tropas regulares, entre ellos de la Fuerza Aérea, que en principio tomaron la pista del aeropuerto de Quito.
El amotinamiento derivó en caos en la capital ecuatoriana, por lo que bancos y comercios cerraron sus puertas ante el temor a eventuales saqueos, mientras se suspendieron los vuelos locales e internacionales y las clases en las escuelas.
El Poder Ejecutivo declaró el estado de emergencia en todo el territorio por el término de una semana y delegó el control de la seguridad en las Fuerzas Armadas.
Poco después de ser informado del motín, Correa acudió al Regimiento Quito para intentar dialogar con los sediciosos pero fue agredido por los policías con gases lacrimógenos apuntados directamente hacia él, según relató el propio mandatario desde el hospital policial, hacia donde fue trasladado luego del ataque.
Antes, desde una ventana del Regimiento, Correa se quitó la corbata y se abrió la camisa para mostrar que no llevaba protección antibalas, y dijo que no daría marcha atrás en la Ley de Servicio Público.
Ya desde el hospital, el mandatario declaró a una radio local que la actitud de la policía "va más allá de un simple reclamo", y atribuyó la rebelión a "un intento de golpe de Estado de la oposición", producto de "una conspiración que se viene preparando desde hace tiempo".
Por la noche, la Cruz Roja ecuatoriana informó que había al menos 50 heridos en Quito y otra cantidad no precisada en el interior del país, como consecuencia de ?asfixia a causa del gas lacrimógeno, impactos de perdigones y de bombas lacrimógenas?.
El apoyo a Correa y a mantener la continuidad del estado de derecho se manifestó de inmediato tanto por parte de la ciudadanía, que se congregó en las inmediaciones del hospital, como del resto de las instituciones democráticas y de la comunidad internacional.
Los manifestantes, que intentaban llegar hasta el lugar donde estaba Correa, fueron atacados por los policías sublevados con gases lacrimógenos, enfrentamiento que causó al menos un muerto y un número indeterminado de heridos, según informó en conferencia de prensa el ministro de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Miguel Carvajal.
La cúpula militar, a través de un comunicado, leído por el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Ernesto González, emitieron a poco de iniciado el motín policial un comunicado en el que manifestaron su "respeto al estado de derecho" y llamaron a la policía nacional a deponer su actitud de insubordinación.
La misma actitud adoptaron casi de inmediato las instituciones ecuatorianas.
La crisis motivó una convocatoria urgente a una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que en una resolución condenó el intento de golpe de Estado y manifestó su preocupación por la insubordinación policial.
La Unión Suramericana de Naciones (Unasur) también convocó a una reunión de presidentes de los países del bloque en Buenos Aires, adonde anoche comenzaron a llegar los mandatarios para celebrar de inmediato el encuentro.
La solidaridad llegó a través de comunicados, declaraciones de voceros oficiales y llamados telefónicos a Correa, desde todos los países de América latina, la Unión Europea, Estados Unidos y las Naciones Unidas.
El propio Correa confirmó una muerte
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuando se dirigió a sus partidarios reunidos en la Plaza de la Independencia de Quito tras ser liberado del hospital donde estaba recluido en una operación militar, confirmó que hubo por lo menos un muerto.
Correa saludó a los miles de simpatizantes que lo esperaban, frente a la sede del Ejecutivo, y en referencia a lo sucedido dijo que se trató de un día "de profunda tristeza".
Cinco militares heridos durante el rescate
Cinco militares resultaron heridos anoche durante la operación de rescate del jefe de Estado, Rafael Correa, del hospital donde quedó atrapado durante las protestas de policías sublevados en rechazo a la eliminación de privilegios profesionales.
Así lo aseguró el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en un comunicado en el que asegura que "unidades de elite de las Fuerzas Armadas rescatan al señor presidente y lo llevan a Carondelet", sede del Ejecutivo en el centro histórico de Quito.
"Hay 5 heridos de bala de las Fuerzas Armadas, que se están atendiendo en el hospital militar", indica el comunicado sin precisar el estado en el que se encuentran.
El escrito finaliza con el exhorto del Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Ernesto González, "a la policía nacional a mantener la cordura y deponer su actitud".
Impactos de fusil en el auto que liberó al presidente
El automóvil en el que fue rescatado el presidente de Ecuador, Rafael Correa, tiene cuatro "impactos de fusil", señaló la agencia pública Andes, que asegura que "se quiso atentar contra la vida" del jefe de Estado.
"El vehículo Nissan Patrol en el que fue trasladado el presidente de la República, Rafael Correa, luego de ser rescatado por elementos del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional y la Fuerza Terrestre del Ejército de Ecuador, registra cuatro impactos de fusil", publica Andes en su web.
Añade que hay tres impactos en la carrocería y uno en el parabrisas, "justo del lado en el que iba el mandatario".
Tras ser rescatado del hospital, Correa fue trasladado al palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, donde se dirigió a sus simpatizantes y condenó las protestas de los policías de tropa que rechazaron la eliminación de privilegios profesionales.
Policías sublevados hirieron al canciller Patiño
Policías sublevados agredieron ayer al ministro ecuatoriano de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño, y le causaron una herida en la cabeza por lo que fue hospitalizado, según dijo una fuente gubernamental.
Patiño presentaba manchas de sangre en su camisa al momento de ingresar en el hospital Metropolitano.
De acuerdo a Agustín Armas, asesor de comunicación de Patiño, el titular de la diplomacia salió de la habitación del hospital de la Policía donde está el jefe de Estado, Rafael Correa, y cuando intentó regresar fue agredido.
Armas dijo que del suceso le informó una persona que estuvo junto a Patiño, quien vio que "se le acercaron unos policías y le pegaron, le rompieron la cabeza".
"Ya le rompen la cabeza, sale de ahí y va al hospital Metropolitano" donde recibe atención médica, señaló.
Manifestantes agrupados en el hospital Metropolitano dijeron que fueron alertados por un funcionario de la posible llegada de militares, por lo que les pidieron abandonar el lugar.
Correa permanece en el Hospital de la Policía, a donde llegó después de salir del Regimiento Quito, donde recriminó a los policías sublevados por su accionar y les recalcó que no claudicará en su intención de cambiar las estructuras del país.
La crisis se desató después de que policías de tropa se sublevaron en el Regimiento Quito en contra de la reducción de beneficios profesionales y la protesta se expandió a varias ciudades del país.
Ex presidente Gutiérrez rechazó estar detrás del golpe
El ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez rechazó anoche que tenga vinculación con el intento de golpe de Estado contra Rafael Correa, como lo acusara el propio mandatario ante la sublevación de policías que enfrenta.
"Quiero rechazar las cobardes, falsas y temerarias acusaciones del presidente Correa. Nadie quiere que termine su mandato. Nosotros respaldamos la democracia en Ecuador", dijo Gutiérrez en una entrevista con la cadena televisiva CNN.
El ex presidente, quien fue militar que gobernó Ecuador entre 2003 y 2005, agregó que el presidente Correa habla de golpe de estado porque "quiere victimizarse ante la comunidad internacional".
Para Gutiérrez, quien fue derrotado por Correa en las elecciones de abril de 2009, lo "único que los policías han hecho es reclamar porque sus derechos han sido violados, y están acusados de dar un golpe de Estado".
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