A los 53 años . La comunidad de la Iglesia del Carmen lamenta el fallecimiento del padre Joy Kochupurackal

La comunidad de la Parroquia del Carmen lamentó el fallecimiento reciente del padre Joy Kochupurackal (53), en Pampakolpa, Areekippa, Perú.

El carmelita tuvo un paso sacerdotal por Tandil, "ayudándonos a permanecer en la verdad, que es Jesús, merece nuestro sentido homenaje y que lo recordemos, ante su muerte repentina y así, que el Señor nos aparte de la indiferencia y la ingratitud".

"El dolor ha invadido (nos ha embargado) a una buena parte de la comunidad del Carmen, de Tandil. Ha muerto, a los 53 años, el querido P. Joy Kochupurackal, en Pampakolpa, Areekippa, Perú. Allí estaba, desde hace unos años, cumpliendo su misión, de llevar a Jesús, de llevar la Buena Noticia de la salvación, a ésos pueblos pequeños, inhóspitos, difíciles, pero de mucha fe. El querido P. Joy acompañó, oportunamente, al párroco que tuvimos P. Thomas Ayankudy de la orden C.M.I., aclaro por si alguien no lo sabe. Los que conocimos al P. JOY, al recordarlo, nos viene, enseguida, su sonrisa, limpia, transparente, a veces como la de un niño, que se expresa con inocencia o con alegría, según sea lo que diga. En él estaba la alegría del que lleva a Jesús consigo, la alegría del cristiano. Es hermoso y conmovedor ver la despedida que hermanos del Perú le han hecho al P. Joy. Ellos, como nosotros, valoramos mucho, en su momento, el enorme sacrificio que representaba para los sacerdotes, venir a evangelizar, en misión, desde India, a lugares tan lejos de su hogar y con costumbres e idiosincrasia tan distintas. Sabemos del enorme dolor que llevaba el P. Joy, desde cuando, oportunamente, tuvo que suspender, abruptamente, su misión sacerdotal, aquí, en nuestra ciudad, en esta parroquia, por la vil infamia, por la calumnia, que es la mentira de satanás en boca humana, que tuvo que soportar y sufrir. Frente a un obispado injusto e incapaz, que no supo, ni quiso, manejar el problema, como debió hacerlo. Eran muchas las sanaciones, conversiones, gracias y bendiciones que recibíamos, en aquellos años y la respuesta del mal no tardó en llegar, ensuciando a dos buenos sacerdotes, que lo dieron todo por esta comunidad. ¿Dónde están los que te acusaban?, dice Jesús en S. Juan 8-10".

Y recordaron que "hace unos cuantos meses, estando P. Joy en Kerala, India, de vacaciones, junto a su amigo, P. Thomas, me llamaron, por te, hicimos una video llamada, fue la última vez que vi a P. Joy, estaban ambos muy contentos y yo más, al verlos juntos. Pero pude percibir , en el diálogo, el enorme dolor que llevaba P. Joy, por lo terrible vivido aquí. Y fue terminante al decir que a Argentina no volvería nunca. Al otro día, le escribí, creo que porque estaba yo inquieto por su evidente dolor, sólo para pedirle perdón, perdón no por lo que yo haya hecho, sino por los que le hicieron daño, con la mentira, perdón P. Joy, le dije, perdón por los malvados que le y les hicieron tanto daño. Y hoy lo vuelvo a decir. Perdón Señor por haber ensuciado así a tu fiel servidor, perdón por ésos hermanos, que movidos por las tinieblas, acusaron falsamente. Sabemos que nada está oculto para Dios, sabemos que Dios todo lo ve y todo lo sabe. Te pedimos Señor, que le concedas la gracia a P. Joy de llegar a contemplar, adorar y alabar tu rostro, en tu gloria y le decimos, todos juntos, descansa en la paz de Jesús, querido P. Joy".