22 de junio de 2009
La semana pasada, el fiscal Luis Piotti dio por culminada la Instrucción Penal Preparatoria en la que se investigó la denuncia del juez que acusó a un abogado de querer coimearlo, delito que en el Código Penal se conoce con la figura de cohecho.
La decisión del fiscal se dio tras una última citación para ampliar una controvertida audiencia que debió contar con la presencia de la jueza de Garantías, ante las diferencias planteadas entre el fiscal y el abogado imputado como su patrocinante.
Más precisamente, el doctor Luis Piotti, había citado a audiencia 308 al abogado imputado, Juan Manuel González Guerra, quien rechazó la acusación de la cual es objeto.
En medio de su declaración, ocurrieron densos como complicados encontronazos entre el instructor y el abogado defensor del acusado, doctor Claudio Castaño, dejando sin efecto la continuidad de la audiencia programada.
Finalmente, con la presencia de la jueza mencionada, se completó la audiencia, para así dar por culminada la Instrucción que llevó adelante el ministerio público. Así, Piotti la semana que pasó cree haber sumado los requisitos para elevar la requisitoria a juicio bajo la calificación de cohecho agravado.
EL CASO
El escandaloso caso que conmovió a la comunidad judicial comenzó a finales de diciembre, cuando el juez Pablo Galli detalló ante la UFI en turno que alrededor de las 12 del 23 de diciembre, se hizo presente el letrado anunciándose en mesa de entrada, reiterando que pedía entrevistarse con Galli y que era por una cuestión personal, siendo conducido por el personal a su despacho, donde encontraba solo.
Allí el doctor González Guerra se presentó y le manifestó que lo había llamado "Saravia" (detenido por una causa de estupefacientes) por teléfono a los efectos de obtener el beneficio de la prisión domiciliaria. Al respecto el juez le preguntó a quién estaba defendiendo, manifestándole González Guerra que era el defensor de la mujer de Saravia, Lucrecia Paola Rodríguez, pero que ella ya había obtenido el beneficio de prisión domiciliaria.
Allí fue que el abogado le manifestó que Saravia le ofreció una suma de 10 mil pesos y que él con cinco se arreglaba, ofreciéndole al juez los cinco mil restantes, no recordando específicamente las palabras que dijo, pero dando claramente a entender que esa suma quedaba a disposición del deponente. Inmediatamente Galli -según sus propios dichos- le indicó que se fuera, con la sorpresa que le causaba la proposición efectuada, que utilizó los términos "...tomátela, andate de acá...". Acompañándolo hasta la puerta de entrada del Tribunal.
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