14 de noviembre de 2025
Tandil tiene sierras, tiene historia, tiene paisajes. Pero si hay algo que realmente define a esta ciudad bonaerense es su gastronomía. Décadas de tradición chacinera y quesera convirtieron a Tandil en referencia nacional cuando se habla de productos artesanales de calidad. Y es que la combinación de clima serrano, tradición europea y productores apasionados generó una identidad culinaria difícil de igualar.
La herencia italiana
que perdura en el tiempo
La historia chacinera tandilense se originó con la llegada
de los inmigrantes italianos a fines del siglo XIX, que fueron los encargados
de traer las recetas familiares que fueron adaptando al clima y los recursos
locales. Como resultado, se empezaron a producir salamines con un gusto y
personalidad propia que nada tienen que envidiar a las recetas europeas.
Las casas chacineras mantienen sus procesos de producción
artesanales donde el tiempo sigue siendo un ingrediente fundamental. Un buen
secado natural, el estacionamiento en bodegas con una temperatura controlada y
la elección de especias, es de vital importancia en el resultado final. Los
salamines tandilenses se reconocen por ese equilibrio entre grasa y magro, por texturas
que no son ni muy duras ni blandas, por sabores donde la sal no aplasta las
especias.
Recorrer el Mercado de la Estación los fines de semana,
permite probar estos productos antes de hacer la elección de una buena compra.
Los vendedores ofrecen muestras generosas mientras cuentan historias sobre cada
producto. Una gran oportunidad para disfrutar de estos sabores únicos en la
región, es organizando una escapada de fin de semana reservando pasajes a
Tandil desde cualquier lugar de Argentina. Para más info, dirigirse a este enlace.
Quesos con
denominación de origen
La calidad de los quesos tandilenses habla por sí sola, lo
que refuerza la fama a nivel nacional de estos productos. En los alrededores de
la ciudad, los turistas se encuentran con innumerables queserías; algunas de
ellas permiten visitas donde se puede ver el proceso completo: desde el ordeñe
hasta el estacionamiento en cámaras especiales. Los quesos de cabra ganaron
terreno en los últimos años, con productores que experimentan agregando hierbas
serranas o cenizas vegetales que le dan texturas únicas.
Dulces serranos y
conservas caseras
Las dulceras tandilenses heredaron otra tradición europea:
la de aprovechar frutas de estación para crear conservas que duren todo el año.
Dulces de alcayota, membrillo, manzana y ciruela son preparados con paciencia
como se hacía cien años atrás.
La miel serrana también tiene su lugar ganado. Los
apicultores trabajan con flores autóctonas que le dan a la miel tandilense ese
perfil aromático particular. Algunos productores ofrecen mieles monoflorales
donde se puede identificar el origen: flores de cardo, eucalipto o multifloral
según la temporada.
Llevarse Tandil en la
valija
La ventaja de esta gastronomía es su durabilidad. Los
salamines, quesos duros y dulces se pueden empacar al vacío y viajar sin
problemas. Muchos tandilenses cuentan que viven de los turistas que llegan,
comen, prueban y después encargan envíos a sus ciudades. Una vez que uno prueba
el queso tandilense de verdad, es difícil conformarse con lo que venden en
otros lados.
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