Junio recién esta comenzando y será un mes clave para Santamarina ya que es cuando se pueden sumar refuerzos para afrontar el segundo semestre en la divisional. Hasta el momento, el nivel futbolístico, tanto en la gestión de Carlos Mayor como en la de Jorge Izquierdo, dejó muchas dudas y los resultados no fueron los esperados.

En cuanto a los rendimientos individuales, son muy pocos los futbolistas que cumplieron con las expectativas y hoy el equipo se encuentra en la zona baja de la tabla de posiciones. Con este panorama, más que nunca, el rol de la dirigencia será sumamente importante para determinar cuales serán las aspiraciones para lo que resta de la competencia.

La Comisión Directiva, hace varias temporadas, viene demostrando sus falencias a la hora de sumar refuerzos. Tanto en el último mercado de pases, como en los anteriores, fueron muy pocos los aciertos y en su mayoría sumaron errores. Ahora deberán traer futbolistas que superen a los actuales y que marquen diferencia para poder dar un salto de calidad.

A fin de 2022, cuando Pablo Bossio anunciaba el nuevo proyecto, consumado el descenso de la Primera Nacional al Federal, el máximo dirigente prometió mantener la base y armar un equipo competitivo. No pudo ni con una ni con otra. Santamarina se desmanteló por completo y hasta el momento, después de un tercio de torneo, el aurinegro esta lejos de pelear en el certamen.

El próximo sábado, en el estadio, los dirigidos por Jorge Izquierdo recibirán a Cipolletti en un duelo clave para tratar de sumar un triunfo y meterse en el pelotón de los que intentan pelearle a Olimpo. Mientras tanto, conviven con un presente opaco y la necesidad de sumar refuerzos para poder ser protagonistas y pelear por el ascenso. La principal bandera que planteó la dirigencia antes de comenzar el campeonato.