20 de septiembre de 2025
Cristian eligió a Preto para ser su compañero de vida y lo adoptó. La vida los puso a prueba a pesar de tensarse, ese hilo rojo entre almas, no se cortó. Podrían haber pasado tantísimas cosas, pero ni la distancia, ni los años pudieron con eso, ellos estaban destinados a reencontrarse. Hoy en La Lupa Random, te contamos la historia de Cristian, Preto y la familia. Una historia sobre la fuerza de los lazos y la pertenencia con todo lo nuestro. Que es una muestra de gratitud hacia quienes fueron guardianes de ese amor en pausa.
por
Lorena Medina y Florencia Pendas
La historia comienza en el 2016, cuando Cristian volvió
de una experiencia en Brasil, para empezar de cero en Argentina, su país. Vivía
en una pensión, pero quería crecer otra vez. "Conseguí un departamento en San
Telmo muy lindo que un amigo me prestó y una vez que estuve ahí, bien. Pensé en
que era momento de adoptar un gato, algo que siempre supe que iba a hacer",
comienza relatando Cristian Cejas.
Por ese entonces vivía cerca de Parque Centenario, uno de
los espacios verdes de la Capital Federal que muchas personas eligen cada fin
de semana para sus momentos de ocio, leer, hacer yoga, ir a la feria, etc. Como
es un sitio muy concurrido, también acuden distintas agrupaciones a visibilizar
sus acciones, algunas de ellas están relacionadas con rescate de animales y adopción
responsable. Y ahí fue Cristian, un fin de semana en busca de adoptar un
compañero. "Entre todos estaba él, chiquitito, con el pelo negro, erizado, un
poco apartado del resto y no lo dudé. Desde ese momento con Preto (Negro en portugués),
juntos empezábamos una nueva vida, acompañándonos".
Tres años y algunas mudanzas después, Cristian conoce a
Federica Carmona, una tandilense que por esos tiempos vivía en Capital ella tenía
a Pedro, otro gato negro brillante y decidieron convivir los cuatro. Más tarde,
en pandemia, nació Astor, el primer hijo de la pareja de Cris y Fede, que fue
recibido amorosamente por Preto y Pedro, completando un familión.
Cristian, nacido en Tortuguitas, es cocinero y Federica sommelier,
juntos analizaban posibilidades para seguir creciendo fuera de argentina. Luego de varios destinos posibles, terminaron
radicados en Eslovenia (centro de Europa), acá en Tandil quedó Preto, porque
Pedro estando en la nueva casa, salió un día y no volvió.
La mama de Fede, Irene, también tenía planes de radicarse en el exterior entonces una amiga se hizo cargo de cuidado de Preto (y de dos mascotas más, Jazmín y Pepe). En principio los iba a llevar al campo, pero luego, decidió tenerlos en un negocio que es de su propiedad y que además se dedica un poco al rubro animal. Un día, le cuentan a Irene que Preto había sido adoptado, ella lo entendió porque el tiempo pasaba, la pareja de Cris y Fede continuaba en Eslovenia, Irene tampoco estaba en el país y era comprensible que le hayan encontrado una familia, siempre pensando en que los animales estuvieran con alguien que pudiera dedicarles el tiempo y cuidados necesarios.
Los años pasaron (fueron 3) y el desarraigo empezó a
pesar. Cristian y Federica que son una pareja muy joven, veían a Astor crecer
rodeado de costumbres que les eran ajenas y eso los llevó a recordar sus
experiencias y crianza.
Los abrazos de la familia, las comidas con amigos, las
risas cómplices, los mates a veces compartidos con gente que uno no conoce. La
palmada en la espalda, el apretón de manos con el cruce de miradas, el idioma
conocido. Y la pregunta que cada vez cobraba más fuerza...¿y si volvemos?
Se decidieron y emprendieron el regreso a Argentina, Cristian, Fede y Astor, en busca de ese nuevo (pero conocido) nido de amor y calidez de la familia. Pero como la vida siempre sorprende, encontraron más de lo que esperaban.
Hace 15 días tocaron suelo argentino y enseguida vinieron
a Tandil, todavía acomodándose en la casa de la mamá de Fede, empezaron las
visitas sorpresa, invitaciones a cumpleaños, etc.
Gonzalo, el mejor amigo de Federica cumplía años a días
de que ella regresara y obviamente la quería en su celebración, que era muy íntima,
pero ella tenía un lugar especial. Ese mismo día, Cristian recibía a su hermana
y familia, así que Fede fue sola al cumple. Cuando llegó a la casa de su amigo,
y después de la recibida emocionante, Sofía dueña de la agencia de viajes Okapi
y mama de Gonza, le pide que cierre la puerta que da al negocio porque ahí tiene
un gato hermoso que no se lleva muy bien con Onix, otro gato que está en su
casa.
"No sé, algo me dijo que tenía que ver ese gatito, le
pregunte a la mama de Gonza (que sabe que amo los gatos) si lo podía ver y me
dijo que sí, que lo busque porque era negrito y tal vez no lo veía. Prendí la
luz y lo vi sentado en la silla de la oficina, hecho una bolita, cuando me
acerque le agarre la carita, vi sus ojos dorados y se me aceleró el corazón, me
repetía en voz baja "tranquila". Lo levanté un poco más, fue cuando vi su
corbatita blanca y ya no tuve dudas, era Preto. De todos modos, no dije nada,
grabe un videíto y se lo mande a Cris", cuenta Fede con los ojos llenos de lágrimas.
En el transcurso del cumpleaños, Federica hablo con la
mama de su amigo, preguntándole como había llegado ese gatito a su casa. La
señora le contó que un día en cierto lugar (que resulto ser la cuadra del
comercio en el que estaba de guarda Preto, dato que sólo tenía Federica), vio a
ese gatito, se bajó a hacer unos mandados y que de regreso cuando abrió la
puerta del auto, el gato se subió. Como no tenía collar ni nada, lo llevo,
pensando que si lo veía publicado en redes o algo lo devolvería a su familia.
Mientras tanto, Cristian, vio el video y sintió algo en
el pecho, pero a la vez pensaba en que era muy remota la posibilidad de que después
de tres años, Preto estuviera ahí, como siempre y el amor intacto.
Una vez que Gonza supo que el gato de su mama era Preto, además
de no poder creerlo, hablo con su mamá y decidieron que, si querían, debía regresar
con su familia. En el relato, Cristian vuelve a ese día del reencuentro y se
quiebra, "me emociona todo, que haya habido gente que lo cuido tanto, como Sofía
y Gonza, y que a pesar de encariñarse con él haya pensado en que su lugar era
con nosotros. Me emociona y no puedo creer que Preto haya elegido a alguien tan
cercano a nosotros para quedarse, es como si en esos pequeños gestos uno pudiera
ver la dimensión del amor".
El reencuentro no fue como esos que se viralizan en redes, con abrazos y demostraciones desmedidas. Subieron al auto y se puso a jugar con Astor en el asiento de atrás. Llego a la casa, la recorrió y esa noche durmió arriba de la cabeza de Federica, pero con Cristian había una distancia, hasta se ponía de espaldas. Había un pase de facturas permanente con él, no con el resto de la familia. Todos podían hacerle upa, mimos, pero no Cris. "Una noche estaba mirando algo en la tele y Preto se paró en el sillón, me miró fijo y le dije: dale Negrito afloja que ya estas acá, ya está. Se acercó, me dio como un cabezazo y entendí, con ese gesto que nos habíamos vuelto a encontrar completamente". Como aquella vez en el Parque Centenario, cuando Cristian lo eligió entre varios, como su compañero de vida, ahora parecía que Preto era quien había decidido esperarlo y volver a elegirlo con su mirada.
La vuelta de este gatito negro de ojos dorados a la vida
de esta familia, reconfirmó que el regreso a casa, fue un acierto. El cariño de
estar entre los suyos y este amor en pausa con este ser amado, la cercanía con desconocidos
que son pares, y que quienes lo vivimos a diario, tal vez, no alcanzamos a
valorar.
"Nosotros llegamos un martes y el miércoles nos fuimos a
una plaza que queda acá cerca, Astor se subió a un tobogán y un nene se acercó
y le dijo algo...desde ahí mi hijo me grito "papá hablan como nosotros", ahí entendes
el desarraigo y lo valioso de estar en un lugar al que perteneces".
"Es como esa canción que canta la Sole...Fue mucho mi penar
andando lejos del pago
Tanto correr pa' llegar a ningún lado, Y estaba donde nací lo
que buscaba por ahí...decirlo es una cosa pero sentirlo es todo. Se
extraña mucho la argentinidad, esa cosa de confianza, de empatía, sí yo sé que
hay muchas cosas que no están buenas, pero la calidad de vida afectiva que
tenemos acá, la pertenencia, no la tenemos en otro lado. Uno no es tan uno
cuando está lejos".
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