13 de febrero de 2015

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Deportes. La mamá de Ayelén dijo que no puede perdonar a su hijo y se considera muerta en vida






María Laura Balmaceda, la mamá de Ayelén Rolando la nena asesinada el 21 de agosto en Brandsen 320 y hecho por el cual está sospechado el hermano, habló con LA VOZ de manera exclusiva luego que el Fiscal Luis Piotti decidiera excusarse para que intervenga El Fuero Penal Juvenil, y dejó en claro que para ella la responsabilidad penal es atribuible a su hijo a quien dijo que no podría perdonar “Que Dios me perdone, pero no tiene perdón lo que hizo”.
La mujer que lleva dos cadenas colgadas en su cuello, “esta cadenita era para los 15 de Angi”, marca la primera y la segunda tiene un corazón, el que lleva en su interior dos fotos de la niña, habla con tranquilidad, aunque por momentos se quiebra, hace pausas y solicita un vaso de agua para recuperar la voz y seguir con el relato, que casi se convierte en monólogo, repasando cada uno de los temas conflictivos en este tema que cobró trascendencia nacional.
Comienza su narración indicando que “los antecedentes o sucesos vienen desde antes del 2004. Todo esto ocurrió después que ya le había pedido el divorcio a través de abogado. El padre de Ayelén tiene en diciembre del 2004 tres denuncias de mi parte. En una de ellas por maltrato físico, porque quiso obligarme a tener relaciones sexuales de las cuales me quedaron marcas de raspones grandecitos en uno de los brazos, ya que aún convivíamos en la misma casa”.
Aseguró que “otra denuncia fue porque me había pelado los cables de una plancha, que gracias a Dios saltó la térmica o disyuntor, no se como se dice y cuando le pregunté porque me hizo eso, él me contestó que era mi palabra contra la suya por lo que a él no le iban a hacer nada”.
Aseguró sobre su ex marido y padre de Ayelén que “él estaba acostumbrado a obligarme a tener relaciones sexuales desde hacía ya unos cuantos años y como me dejaba marcas en los antebrazos por los dedos, cuando era verano usaba remeras con mangas hasta que se me iban las marcas nunca decía nada porque le tenía mucho miedo. Las denuncias del 2004 cuando me animé a enfrentarlo y decir basta de todo están asentadas en la Comisaría Primera”.
También desmintió una versión sobre su vida sentimental al afirmar “es mentira que yo lo dejé por su medio hermano, por parte de madre, ya que mi relación con Juan empezó en enero o febrero del 2007 y yo logré divorciarme de Walter Rolando en el 2005, aún así durante el 2006 tuve que soportar muchas agresiones verbales de su parte ya que con el divorcio dictaminado y concluido, él se negaba a abandonar la casa. Fue entonces que para dejar la casa puso como condición que ningún hombre más podía”.
La polémica por la venta de la casa
Narró María Laura que “cuando yo vendí la casa, firmé un papel por 120 mil pesos de los cuales me dieron en mano sólo 60 mil, porque se descontaron comisiones e impuestos que yo debía. Nadie me dijo que lo hiciera.. Hasta mis amigos un matrimonio se quedaron sorprendidos de lo que había hecho, pero no me arrepiento para nada ya que la casa estaba a mi nombre y apellido en el registro de la vivienda en La Plata y con ese dinero contraté un estudio de abogados del Partido de la Costa, para ayudar a la Fiscalía con el caso de Ayelén, aún sabiendo quien la había matado”.
“Doné y regalé por completo todos los muebles de la casa a gente que me fue enterando que los necesitaban cocina, heladera, televisor y DVD, camas, colchones y frazadas, mesa y sillas, sillones, lavarropas, etc”, aseveró.
Dijo que “es el día de hoy que no tengo nada, ni siquiera familia, excepto dos primas Marcela y Claudia que me encontraron de casualidad en el Hospital y lo primero que me dijeron fue si estaba bien. Es más hasta se ofrecieron para lo que necesitara y les dije que estaba bien, aunque no es así. Eso demuesra la buena enseñanza que les dio Dora, mamá de ellas y mi tía, los demás nadie se acercó a mi trabajo a preguntar por mí en más de 5 meses de muerta mi hija Ayelén y yo sigo en pie habiendo perdido dos hijos, sin casa, muebles y llorando siempre a mi bebé. No me importa ni molesta estar con una mano atrás y otra adelante. Lo único que lamento es no tener a Ayelén”.
Enero de 2014
María Laura Balmaceda aseveró que “en enero del 2014 pasó un episodio parecido a lo del 21 de agosto. En enero el hermano le pegó, la agarró del cuello contra la cama y aún no le bastó con eso que le amagó para pegarle con un cinto, cosa que Ayelén logró frenarlo diciéndole que me iba a contar a mi. Yo estaba trabajando de mucama en el turno tarde. Dos días después me entero yo, por mi insistencia por la marca que le quedó en el cuello, era un dedo. Entonces fuí con Ayelén al departamento del papá y le comenté lo sucedido. La reacción de él fué reprenderla muy duramente al punto de decirle que si ella lo provocaba era lógico que él reaccionara. Quedó asentado en los expedientes”.
“Desde enero del 2014 hasta el 21 de agosto, muerte de Ayelén, muchísimas veces le pedí al papá que se llevara a Angel a vivir con él y él (padre) siempre decía que en el departamento donde vive no lo podía tener e incluso le dije que de los 1.400 pesos que me pasaba por ellos, que se quedara con 700 pesos, pero que se lo llevara porque cuando volvieran a estar solor, por mi trabajo, podría pasar algo peor, cosa que jamás me hizo caso. Hasta que después del 21 de agosto que yo le comenté todo esto a la policía y les dije que de ahí en más se hiciera cargo el papá de Angel y así fue. El hasta donde se nunca se mudó, pero si desde entonces, 21 de agosto puede tener a Angel en el departamento con él. Como dice irónicamente el dicho: después de niño ahogado María tapa el pozo”, aseveró más adelante.
El entorno, los amigos, la religión y más problemas
María Laura Balmaceda contó que “respecto del cumpleaños de 15 de Ayelén al no tener dinero para la fiesta se enteró el papá y le dijo a Angi que le hace la fiesta pero con una condición, que no fuera la mamá, o sea yo, por lo que Ayelén se enojó”.
La paradoja es que la mamá le había comprado el vestido para la fiesta de 15 “era lo único que podía comprarle. Lo cierto es que el día del velatorio, me entero a las 15 horas que la velaban hasta las 17 y nadie me había dicho nada. Fui con el vestido a Alessi Mana y los muchachos se portaron bien. Le pusieron el vestido y asi Ayelén, por lo menos se lo pudo llevar con ella al vestido”.
La mujer también contó un singular episodio ocurrido en septiembre de 2013, al sostener que un amigo del hermano de Ayelén concurrió al domicilio cuando la nena estaba sola y trató por todos los medios de ingresar y al parecer con fines no muy claros y la hija se comunicó con Laura, por lo que le dijo que no abriera hasta que ella llegara a la casa. Pidió permiso en el trabajo y tras tocar tres veces el timbre como habían convenido la nena abrió la puerta.
Seguidamente, aseveró María Laura, se encontraron con el padre que intentó por todos los medios llevarse a la menor, aunque no se lo permitió. Al otro día en que había regimen de visitas, el padre, denunció la mujer llevó a la nena hasta el domicilio de los abuelos del amigo del hermano y la obligó a pedirle perdón, “cuando Angi no había hecho absolutamente nada, a lo que Angi le confesó eso no se lo voy a perdonar nunca. Vos me defendiste mamá y él me hizo pedir perdón”.
Al hablar sobre sus amigos, expresó “Arturo y Gladys no son umbandas, son católicos. La DDI hizo allanamientos y corroboró que las únicas tres llaves de la casa una era propia mía, una de Ayelén y una de Angel. No tenían llaves de la casa. Las tres las tenía yo. Antonio no es un Pai, es un jubilado y Gladys tiene una pensión por viudez desde hace muchos años”.
También pidió que se haga público que “Juan Carlos Uzabiaga es católico. Mis dos hijos Angel y Ayelén fueron bautizados y tomaron la comunión por la religión católica. En mi casa nunca se hizo ningún rito Umbanda y que no se ni como se hace al igual que tampoco he hecho ofrendas porque no se hacerlas. Mis hijos jamás participaron en mi religión porque no se los permití”.
Al ser consultada sobre su pertenencia a Umbanda, explicó que hay tres ramas de Umbanda, “Aumbanda que es hacer el bien, ayudar a las personas. Yo hacía ese para hacer el bien, ponía el nombre de pacientes a los santos y pedía por su recuperación, para ayudar a las personas. Lo que se ve por TV con calaveras es Kiumbanda, con sacrificios de animales que hacen el mal y Kimbanda que sirve para el bien o el mal, aunque preferentemente se hace el mal”.
En medio de la charla pide que no se deje de mencionar como fue tratada por los integrantes de la Fiscalía “se portaron bien conmigo. Les dije que hicieran lo necesario para verificar que yo no tenía nada destinado a hacer el mal con la religión”.
La relación con su hijo
María Laura Balmaceda con todo el dolor, propio de haber sufrido una pérdida irreparable y de la forma en que esta se produjo, no duda de su convencimiento acerca de la responsabilidad de su hijo en el drama de la muerte de Ayelén “desde la muerte de Ayelén dije en la Seccional Primera que no quería saber más nada con Angel. Desde enero pidiéndole por favor que se lo llevara. Tenía miedo cuando me tocaba trabajar de tarde. Ese día no le dije Aye vení. Ese es el único cargo de culpa. Quizás la hubiera salvado”.
“No lo perdonaría. Lo que hizo es imperdonable. Tuvieron la misma crianza, la misma enseñanza y Ayelén jamás se le pasó por la cabeza hacerle daño al hermano. Que Dios me perdone, pero no tiene perdón lo que hizo”, afirmó sin lugar a dudas y con lágrimas surcando su rostro bañado en dolor.
Su internación
Tampoco eludió la pregunta acerca de su problema de salud a consecuencia de la tragedia sufrida y que motivarían una presentación judicial por la forma en que se produjo la venta de la casa, ya que el padre de Ayelén intentaría invalidar la operación, sostuvo “la casa fue vendida en septiembre y yo estuve internada por depresión desde el 10 de diciembre de 2014 al 5 de enero de 2015”.
Además puso en duda lo ocurrido con un robo “como puede ser que sacaran por una abertura de apenas 33 centímetros un secarropas, cuyo tamaño es más grande. Si pudieron sacar por ahí un honguito(radiograbador) que le había regalado a Angi por el cumpleaños”, planteando dudas sobre la forma en que se produjo el atraco, aunque sin acusar directamente a nadie.
En medio de la charla recueda una afirmación del padre de Ayelén sobre el comportamiento que tuvo el día de la tragedia y pide expresamente que se deje aclarado “dice que había llegado desesperada pidiendo dos horas juntas, cuando sólo me dan una que se denomina un quinto. Ese día no me la pudieron dar porque la compañera se iba a la noche y entraba a la mañana, por lo que le dije a la supervisora me lo das mañana. A las mucamas no nos dejan pedir dos horas”.
Más dolor e impotencia
María Laura Balmaceda suma más elementos a una historia de profundo dolor, no sin antes agradecer a Arturo y Gladys, porque “los primeros tres meses estuve de prestado y se portaron como reyes”.
Sostuvo que el padre de Ayelén “eligió el cajón, ya se que no es lindo andar eligiendo el cajón para un hijo, también decidió la casa funeraria y arregló para que a las 17 se hiciera el entierro. Me enteró dos horas antes que la llevaban a las cinco d ella tarde. Logré llevarle a Alessi y Manna el vestido de 15 porque era el único regalo que le podía dar y se lo había prometido”.
Contó que al cumplirse un mes de la muerte, el 21 de septiembre “le fui a llevar flores. Había un nicho abierto con un cajón igual y le dejé las flores. Dos días después le quise poner un mármol. Lo había elegido y fui a Broncería Tassi y un empleado del cementerio me ve y me dice que está comprando, hace 20 días que pusimos el mármol. Le digo que es imposible porque fui a llevarle flores y estaba descubierto. Hoy es 23 le digo, hace dos días estuve, tan rápido lo hicieron al trabajo. El empleado me dice que hicieron el trabajo hace 20 días y que me indica que cambiaron el féretro a otro nicho, porque el padre había informado que yo había prestado mi consentimiento. Las flores se las llevé a otro muerto”.
Al ser consultada sobre si iba seguido al cementerio, expresó que a partir de ese episodio dejó de concurrir “prefiero prender una vela blanca y rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Credo. Fue muy fuerte para mí. El se cree el dueño del cuerpo de Ayelén, pero no del alma de mi hija. Por eso prendo una vela para darle luz a su alma y espíritu”.
Finalmente deja una frase que resume el dolor insuperable de la pérdida de un hijo “por fuera puedo estar bien, pero por dentro hay una copa de cristal que se hizo añicos. Estoy muerta en vida”.

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