27 de noviembre de 2011
CARLOS ALBERTO ACOSTA “CARLITOS”
Querido amigo: El miércoles 30 de este mes va a hacer un año que te fuiste, seguramente a naufragar con tu balsa, como dijo tu inmensamente admirado Litto Nebbia. Los que te quisimos nos quedamos por ahora, pero te aseguro que por más que remes fuerte te voy a alcanzar algún día y volveremos a andar los caminos de felicidad que hemos vivido; tenemos tantas cosas que volver a charlar que no nos va a alcanzar la eternidad.
Te debo un montón de cosas con las que alimentaste mi espíritu, sin embargo eras vos el que siempre estaba agradecido conmigo. Quiero que sepas que nunca tuve ni tendré un amigo igual, que yo seguro que no te merecía, vos fuiste el que siempre me recordaba, hablabas por teléfono, soñabas viajes que nunca podíamos realizar y sueños que nunca podíamos cumplir. Estabas siempre buscando la felicidad y me pedías consejos, como si yo supiera más que vos, 。Que tonto!.
Quiero pedirte que saludes a tus viejos, seguro que estás con los dos; 。cómo te querían!, y vos a ellos ni hablar. Yo aprendí a quererlos por vos. Pero sabes que aparte de mí y de mi familia, en este mundo te quedó tu hija, tu nieta, tu yerno, que me tomé el atrevimiento de hacerlos como parte mía (vos seguro que me lo hubieras pedido si no te hubieras ido tan rápido), quédate tranquilo que si me necesitan yo siempre voy a estar, 。cómo te recordamos cuando nos juntamos!, cuantas anécdotas de vida que tuvimos desde los 17 a los 60; 。cuántos años! y a la vez que pocos que fueron, pero vos siempre estabas apurado y no pudiste esperar.
Se fue la luz que brillaba en la oscuridad, pero seguro que estás prendido en alguna estrella u otro lugar que nosotros, los seres simples no podemos ver, eras incansable, a pesar de todos tus inconvenientes de salud y cuando creímos que te estabas recuperando de todo, Dios dijo, “No”, este ser de lujo es para mí.
Esto que te escribo es solamente para que todos los que te conocían menos que yo, sepan lo grande que eras y también para pedirte disculpas por no estar a tu altura en muchas cosas, pero lo mío fue ignorancia solamente, te quiero un montón y te extraño mucho más. Chau Carlitos, hasta pronto, tu amigo Néstor no te olvidará nunca. Néstor Norberto Santomil
CARIMI ADAD DE ALAK 1921 -2011
Días atrás falleció en nuestra ciudad Carimi Adad de Alak, dejando un profundo dolor entre sus familiares, amigos y seres queridos.
Nacida en Siria; el 12 de agosto de 1951 llegó a la Argentina junto a su esposo y compañero, Don Anís Alak y cuatro de sus seis hijos, Julia, Suad, Issa y Sadi, naciendo más tarde Jorge Mario y María del Carmen.
Cuidó y protegió a todos ellos dándoles el mejor ejemplo desde el amor, recurso inagotable de su noble corazón.
En sus años de vida pudo ver crecer a su descendencia; dejándonos a sus 89 años el más importante legado, el del amor incondicional a la familia.
Hoy y siempre, hijos políticos, nietos y bisnietos unidos por el ejemplo de ese amor la recordaran en sus corazones y en el de los que vendrán. Te amamos eternamente, tu familia.
LUCIA RACITI DE CAPPANNARI
A los 84 años, tras una breve dolencia falleció Lucia Raciti de Cappannari, respetada y querida vecina del Barrio Maggiori.
Lucía nació en la ciudad de La Plata el 8 de febrero de 1927, contrajo matrimonio en 1956 con Domingo Alejandro Cappannari acompañándolo en su carrera Militar en la ciudad de Tandil instalándose en la casa 17 del Barrio Suboficiales donde nacieron sus tres hijos, Diana, Gustavo y Juan チngel.
En 1969 con esfuerzo y sacrificio lograron su propiedad en el Barrio Maggiori y en 1970 queda viuda con sus tres hijos pequeños. Con gran fortaleza sorteó todos los inconvenientes recibiendo el apoyo de sus amigos y vecinos.
Lucía gran persona que predicaba con el ejemplo, aconsejaba dar, aún en su propia necesidad, amante de sus flores y su quinta, las cuales cuidó hasta sus últimos días, excelente esposa, madre, abuela y amiga, siempre pendiente de la necesidad de la gente.
Sus hijos, nietos y bisnieta eran la luz de sus ojos siempre decía.
La palabra justa en el momento indicado. Ejemplo de honradez y amor, como el que le brindaron sus hijos, nietos, y su nuera Liliana, sus vecinos y amigas: Dora Cuevas, Ernestina Ramos, Yolanda Zarate y Mario Bertone a los cuales su familia agradece con todo el corazón el apoyo, el cuidado y la contención.
Lucia se fue llena de amor, “por que la siembra dio sus frutos” como decía en sus últimos días.
Lucy: Estarás siempre en nuestros corazones, Diana, Gus, Juan チngel, Ale, Adri, Nahuel, Pablo, lucio, Guille, Alfredo, Lily, Susana, Marce y Clarita.
JUAN RAMON QUIROGA
El 10 de noviembre falleció Juan Ramón Quiroga, un querido y respetado hombre que contaba con 86 años de edad.
Juan Ramón nació en esta ciudad el 13 de mayo de 1925; su niñez transcurrió al cuidado de su abuela en Lumb (partido de Necochea). Regresó muy joven para trabajar en los campos de La Tandilera y en la cantera San Luis. Allí conoció a su compañera de toda la vida: Antonia Antonich, con quien se casó el 5 de agosto de 1950.
De esa unión nacieron sus dos hijas: Blanca y Susana, que luego le dieron la alegría de seis nietos y ocho bisnietos.
Trabajó en Metalúrgica Tandil, donde alcanzó su merecida jubilación, y siempre estuvo agradecido de vivir en su barrio de Muñiz al 1.200, fabricó, tramitó y fue el primero en habitarlo, quizás por ello era el “viejo de todos”.
Siempre estaba presto a ayudar al que lo necesitaba. Buen esposo, mejor padre, abuelo y bisabuelo.
“Firme en tu fe y tu corazón entregado a Nuestro Señor, es por eso que partiste a su encuentro con paz y hoy tenemos el consuelo de que estás en su morada y que nos volveremos a ver en la eternidad”.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. San Juan 3:16
STELLA MARIS CONFORTI “VIVIAN”
Artista plástica local de vasta trayectoria conocida como Vivian, Stella Maris nació el 25 de Junio de 1948, fruto del matrimonio de Francisco “Pancho” Conforti y Glady Lovisolo. De niña aprendió a dibujar con su tía Dory, quien le transmitió su pasión por el arte y la naturaleza. Desde joven ya tenía un notable parecido con la actriz y cantante Rita Pavone. Soñaba con ser arquitecta, pero las limitaciones económicas de su familia la llevaron a optar por la docencia, profesión que ejerció durante 29 años, entre 1969 y 1998, ganando el cariño de varias generaciones de alumnos.
Tras casarse, desde 1978 fue madre de Gustavo, llamado así por el poeta Gustavo Adolfo Bécquer. En los 33 años que compartieron no se separaron ni siquiera un solo día, pues ella no se fue de vacaciones y él no se sumó a viajes de egresados, mientras que los trámites laborales que cada uno hizo por separado en otras ciudades nunca excedieron las 24 horas. Su hijo heredó el don para el dibujo, al punto de que su maestra sospechaba que recibía ayuda materna en las tareas. Para desestimar ese argumento, ella comenzó a ocupar su tiempo trabajando principalmente con óleos y espátulas.
Fue autora de más de 250 pinturas que brillaron en cinco exposiciones realizadas entre 1985 y 2003. Sus cuadros de manchas reflejaban un vigor tan pictórico como propio de la más imaginativa ciencia ficción. Sin embargo, su especialidad fue el retrato de la fauna, con más de 200 trabajos que iluminaron animales de todo tipo, indagando en alcances cromáticos, composiciones hábilmente resueltas en su aspecto formal y en la graduación de matices, humanizando a las criaturas con títulos tan ingeniosos como profundos. Fue feliz pintando, creando bestias tiernas y atentas, con miradas que contagiaban vida. Pensaba que conocer la naturaleza, era disfrutarla. Lo mismo se podía decir de ella, siempre atenta para garantizar el bienestar de familiares, amistades y conocidos. Creía que hoy es el mañana, del cual se preocupaba ayer. Y confiaba que para tener amigos, hay que ser amigo y cuando se pide no hay mañana. Su visión se componía de nostalgia, emoción y sorpresa. Era la magia fotográfica de atrapar lo que se está viviendo y de recuperar lo vivido. Era el pasado traído al presente. Hace años, el destino frustró su deseo de exponer su labor en distintas localidades de la costa. De algún modo, eso la identificó aún más con la ciudad que la vio nacer, crecer y morir. Ella fue tan tandilense como La Movediza, una gran artista que sólo nosotros pudimos tener.
Como jubilada, se dedicó al cuidado de sus seres queridos, su mascota Pinty, sus anónimos pájaros y un frondoso jardín con más de 25 clases de plantas y flores. Le gustaban los vals de Strauss y ver Tinelli, todas las series de CSI y La ley y el orden. Si hubiera tenido nietos, hubiera preferido que se llamen Gustavo y Susana, por Susana Giménez. Para su tumba quería que le lleven ramos de nácar. Como su hijo es guionista y productor cinematográfico, le comentó que si se hiciera una película sobre ella, la actriz ideal para interpretarla sería Goldie Hawn porque “es natural”. Como lo era Vivian. Su vida fue tan rica como apasionante. Y su muerte, tan cruel como injusta. Antes de perder definitivamente el conocimiento, aseguró que no le hizo mal a nadie. Era verdad. Sus últimas palabras se las dedicó a su hijo. Llorando, él le dijo: “Te quiero mucho, mamá”. Ella le respondió: “Yo también”.
Internada luego de sufrir tres comas hipoglucémicos y fuera de peligro, fue víctima mortal de un innecesario cambio de medicación en el tratamiento cardiológico impuesto por una doctora ajena a nuestra localidad, falleciendo el 21 de Noviembre tras días de larga y dolorosa agonía. Vivian dejó un legado enorme. El de ser una excelente persona. Quienes la conocieron fueron seres afortunados que la extrañan. Su hijo llorará su ausencia por el resto de sus días. ノl no sólo perdió tan temprano a una madre. Perdió a la luz de su vida, un ángel que se ganó el cielo. Sin dudas, la mejor manera de despedir a Vivian es evocando sus palabras, las que marcaron una de sus muestras: “A todos, un cálido deseo de afecto y amistad, para hoy y siempre”.
RAUL OSCAR EYARCH
Cuando contaba con 61 años de edad, el 13 de noviembre falleció Raúl Oscar Eyarch “El Tío”. Sus seres queridos lo recuerdan con la oración de San Agustín:
“No llores si me amas.
。Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! 。Si pudieras oír el cántico de los チngeles y verme en medio de ellos!
。Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
。Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
。Cómo! ソTú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Creedme: cuando la muerte venga a romper las ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquella que te amaba y que siempre te ama, y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurado, estático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas”.
Cristina –Laura- Luciana- Matías.
“Queremos agradecer a nuestros tíos/as, a primos/as. A nuestros amigos y compañeros de trabajo, a los vecinos y amigos de la vida de papá. A toda nuestra familia y a todos los que lo quisieron, por haber estado en tan difícil momento junto a nosotros.
Y como dice San Agustín no me llores… para que su alma descanse en paz.
Te amamos Papi: mamá, tus hijos, y nietos”.
JUAN MARIA RODENAS
Días atrás, en un trágico accidente, falleció Juan María Rodenas, que contaba con 61 años de edad.
Hoy, su familia escribió en su recuerdo: Juan María fue llevado al país de la vida ソpara qué hacer preguntas? Su morada ahora es el descanso y su vestido, la luz. Para siempre.
En sus manos depositamos silenciosamente este ser entrañable que se nos fue.
Si preguntamos lo llevaste contigo a la morada santa y nosotros cerramos nuestros ojos, bajamos la frente y simplemente te decimos: está bien. Sea.
Queremos agradecer los saludos, los abrazos y las lágrimas compartidas, a todos: familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y de la vida de Juan María”. Patricia, Mariana y Bernardo.
AMELIA MARヘA FERNANDEZ DE HAEUSSER
El pasado 17 de noviembre falleció en nuestra ciudad Amelia María Fernández de Haeusser, dejando un profundo dolor entre sus seres queridos y todos aquellos que la conocieron .
“Ni la ausencia, ni el tiempo son nada cuando se ama” Louis Charles Alfred de Musset.
Abu:
Gracias por tus enseñanzas de lucha, trabajo y valores.
Por tantos momentos juntos.
Por tu amor incondicional a tu bisnieta “Delfina Barca Goldenberg”
Te quiero siempre Betiana Haeuser
MARヘA DOMINGA CICCARELLI VDA. DE DEPAU
Días atrás falleció en nuestra ciudad María Dominga Ciccarelli vda de Depau, causando un profundo dolor entre sus seres queridos y quienes la conocieron.
María nació el 24 de agosto de 1925 y falleció cuando tenía 86 años en la colonia Devoto, ubicada en Juan N. Fernández, en donde vivió toda su niñez y parte de su adolescencia. En dicho lugar realizó tareas rurales junto a su padres José Ciccarelli y Lucía Mondilli, y a sus hermanos Nicolino y Angelita.
A los 22 años se casó con Pedro Depau (f) ferroviario. Producto de esa unión nació Carlos Alberto.
Ella vivió el resto de su vida en la zona del barrio de Moreno y Arana, en donde trabajó de modista a la par que realizaba sus quehaceres domésticos.
Dejó un hondo pesar en sus nietos Gabriela y Darío, nietos políticos: Gabriel Andolfati y Mariela Dick; en sus Bisnietos Verónica, Valentina, María, Ludmila y Diego; y en todos sus amigos y vecinos.
ERNESTO CARRAL (PIBE)
Ernesto Carral era un querido vecino de Napaleofú. Falleció el 15 de noviembre a los 90 años.
Hay personas que pasan por la vida sin hacer demasiado ruido, casi inadvertidas, deslizándose sin sobresaltos… vos, tío, fuiste una de ellas. Hasta se diría que tu figura liviana, pequeña, colaboraba para que tu persona no ocupara demasiado espacio. Sin embargo, tenías una presencia afectiva que te hacía grande, importante. El tío Pibe. Qué honor ser tus sobrinos!
Todos nosotros te recordamos desde nuestra infancia y tuvimos, hasta ya grandes, la idea de que al tío Pibe, la vida no le había dado muchos problemas porque eras jovial, charlabas y te reías despreocupado sentado en el corredor del rancho. Después, nos fuimos enterando que desde muy chico viviste dolores muy profundos y que como hermano mayor, asumiste un rol de guía responsable del que nunca renegaste. A veces, narrabas como si fuesen aventuras de niño, tu temprano trabajo de carrero transportando bolsas. Pocos años contaba tu biografía y ya ibas sentado en el pescante del carro trabajando. Con cuánta ingenuidad relatabas que cuando podías, llevabas los útiles escolares y entonces, asistías a clase. Y ahí, entendimos tu grandeza, la fortaleza que se escondía en la simpleza con que vivías. A veces, hasta parecías un chico: feliz con las pequeñas cosas cotidianas. No pedías más.
Daba gusto escucharte describir cada loma, cada tranquera, cada pozo del pavimento. Sabías de distancias, de cereales, de cosechas. Sabías la hora exacta en que salía y se ponía el sol.
Tu figura ágil y ligera trepaba al camión mil veces al día. Quién sabe qué historias soñabas cuando al volante, transitabas un eterno romance con la ruta que conocías de memoria.
El camión además de ser tu herramienta de trabajo, fue, por años, tu casa. Aún cuando no estabas de viaje, dormías en él. Era parte de tu ser. Y cuando la vista se fue negando a mostrarte la vida con la claridad suficiente para recorrer kilómetros, acariciaste el volante en una fugaz despedida y te bajaste , en silencio, con tristeza. Seguramente, el recuerdo del ruido del motor como una canción navideña, endulzó tus silencios.
Conocías de Napaleofú hasta el último recodo. Tus 90 años te dieron plazo para ver cómo iba cambiando ese pueblo al que le trazaste las primeras calles. Dibujaste con tu arado los senderos que en los últimos tiempos caminabas acarreando la bolsa con huesos para tu perrito.
Nuestra infancia y adolescencia tuvieron la suerte de haber participado de esos asados bajo el alero del rancho donde se desgranaban historias añejas, de cuando compraste el camión, de cuando cobrabas las entradas en los bailes porque eras miembro de la Comisión del Club, de algunas domas, de estadías en el puerto esperando para descargar... Nombres, fechas y episodios que con tu prodigiosa memoria hilvanabas en anécdotas entretenidas.
Tío Pibe, arrugadito de años, de paso corto y ligero, de gorra con visera y bombacha bataraza, al que le gustaban los dulces, sobre todo, los buñuelos, el que ponía sobrenombres, el que hacía chistes, el que disfrutaba con usar mal algunas palabras y por eso decía “no me gusta venir con las manos vacidas”, el que mezcló los roles de padre, tío y hermano sin decir demasiado pero brindándose en plenitud, el que llenó su soledad con la alegría de los que lo rodeaban, el que fue buena persona, el que caminó por la vida sin sembrar escollos, ese Tío Pibe, no se ha ido. Está en cada uno de nosotros, anidando en nuestro recuerdo, llenándonos de ternura.
ERMINDA AURORA TORRES DE POLLAK
El primero de noviembre falleció en nuestra ciudad Erminda Aurora Torres de Pollak, cuando tenía 94 años de edad.
Erminda nació en Olavarría el 11 de febrero de 1917; en su juventud se casó con Miguel Pollak (f) y tuvieron once hijos: Angélica, Alcira, Alberto, María, Marta, Mabel, Mirta, Mario, Manuel, Matilde y Miguel, que luego fueron sumando a la familia a sus hijos políticos, nietos, bisnieto y tataranietos.
Fue una mujer muy activa, crió a todos sus hijos con mucho sacrificio y amor “Mamá querida, te vamos a extrañar mucho 。descansa en paz! (Tus hijos).
NANCY LUCIA TENTORI DE DUHALDE
El 10 de noviembre falleció en nuestra ciudad Nancy Lucía Tentori, esposa fiel y compañera de Juan Raúl Duhalde y madre amorosa de sus hijos Martina y Lisandro.
Ejemplo de sacrificio, esfuerzo y valentía supo afrontar los golpes de la vida y amar al prójimo más que a sí misma, con una sonrisa llena de dulzura y una palabra calma supo conquistar el cariño de la gente que más la quería.
Su familia, amigos y toda la comunidad universitaria la recuerdan con las palabras de Carlos Iparraguirre:
Se fue Nancy…
Risa y llanto están alejados en la expresión. Nada más. Porque en todo lo otro están cerca. A veces demasiado. Siempre esperando que la vida decida unirlas para caer, resignadas, en la densa lágrima del dolor.
De nuevo un golpe duro, durísimo, acaba de demostrar a la comunidad universitaria entera cuánto, la risa del compañerismo y la profunda tristeza del adiós final, se confunden en un único sentimiento. Amargo, enervante, sí, pero igual lleno de esa calma y amorosa aceptación en la que confluye, al fin, lo inaceptable.
Así lo hace, inflexible, mediante la muerte de Nancy Lucía Tentori, tandilense de sólo 47 años de edad, este jueves en horas de la tarde. Administrativa y docente, había ingresado a nuestra Universidad en 1983, cuando contaba recién 19 años.
Desde entonces tuvimos su linda figura, fina, delicada, de buen talante que regalaba con su mensaje de optimismo condensado en una habitual sonrisa. Una suerte de frutilla del postre de su invariable forma de ser que ponía luz donde no la había. Animo donde había desánimo.
Actual secretaria del área de Relaciones Institucionales y profesora de Inglés dependiente del Departamento de Lenguas, como así también profesora en otras Instituciones, Nancy lucía la excelsa virtud de saber escuchar antes de hablar. Desde jovencita había aprendido que el silencio era el mejor maestro. Y practicaba a diario esa enseñanza.
Aliada incondicional del compañerismo bien entendido, ya sean penas o alegrías dejaba manifestarlas primero. Recién después daba su opinión firme, sólida, aunque nunca terminante, como entendiendo que la existencia tenía secretos insondables que debía respetar.
Fue tan entera en su espíritu que cuando la angustia de su enfermedad entró a su cuerpo, hace 3 años, elegía el silencio bien aprendido antes que la exteriorización quejosa. Es que ganaba tranquilidad sabiendo que, así, no afligía a los demás, menos aún a sus amados hijos Martina (13) y Lisandro (10), como a su inseparable esposo Raúl Duhalde. Era preferible el optimismo. Ver la mitad llena del vaso.
Sus maneras no cambiaron este año, cuando el mal regresó. Cruel. Impiadoso. Nancy lo afrontó con su invariable coraje. Sin estridencias. A su estilo.
Sólo el largo período de su licencia insinuaba gravedad. Sus palabras no la reflejaban, fieles a la sobria conducta elegida de no preocupar a los suyos, ya se trate de familiares, amigos o compañeros de trabajo. A nadie.
Siempre igual, esa Nancy de todos los días frenaba, inclusive, el clamor que partía de su instinto. A puro coraje. Primero los demás, después ella. Hasta en sus últimas expresiones desde el lecho del tratamiento sembró optimismo. Optaba por preguntar, antes que contar, quizá pensando que su verdad podría lastimar al semejante.
Su mortal partida consternó. Pegó feo, feísimo. Sin embargo su valentía nos dejó un pilar donde aferrarnos para no caernos y poder seguir adelante. Para aprender, una vez más, que la sonrisa y el llanto están demasiado cerca.
Será recordada eternamente entre sus familiares y sus seres más queridos, y la llevarán por siempre en su corazón. Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Parque Pradera de Paz.
MARIA DEL CARMEN MOYANO DE YOTTI
El 15 de noviembre, en la ciudad de Olavarría, lugar donde residía desde hace algunos años, falleció María del Carmen Moyano de Yotti, una querida y apreciada mujer que contaba con 85 años de edad.
“Porota” Yotti era oriunda de Ayacucho; estaba casada con el tandilense Héctor Yotti (f) y era madre de tres hijos: María del Carmen “Moni”, Ricardo y Gustavo (f).
De profesión docente, ejerció el cargo de directora en la localidad de Gardey, al igual que en la Escuela Nコ 5 de Tandil.
Actualmente gozaba de la compañía de sus hijos, hijos políticos, nietos, bisnietos y tataranieta, quienes piden una oración para que descanse en paz junto al Señor.
FELIX ENRIQUE MAGDALENO
Con mucho dolor y angustia se recibió la noticia del fallecimiento de Félix Enrique Magdaleno, un querido y respetado hombre que contaba con 88 años de edad.
Don Félix nació en Juan N. Fernández (partido de Necochea) el 31 de agosto de 1923; vivió en el campo hasta que cumplió con el servicio militar, para luego radicarse en esta ciudad y conformar una hermosa familia junto a su esposa René Susana Quiroga, y sus hijas Jany, Graciela y Cristina, que fueron su orgullo y que más tarde sumaron a sus hijos políticos Alberto (f), Jorge y Gustavo.
También tuvo la dicha de disfrutar del cariño de sus queridos nietos: Gastón, María Belén, Marcos, Fernando (f) y Alejo, junto a sus bisnietos Sebastián, Estefanía, Mateo y dos por nacer.
Sus seres queridos agradecen profundamente la atención recibida por médicos y enfermeras de la Clínica Chacabuco, especialmente al doctor Ramón Iborra.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
Dedicatoria:
“Viviendo un tiempo, Dios se lo llevó muy rápido, dejando un vacío irreparable, pero siempre vivirá entre nosotros”.
HERNAN OSVALDO TOLEDO
A la edad de 76 años, el pasado sábado 12 del corriente se produjo el fallecimiento de Hernán Osvaldo Toledo, dejando dolor y tristeza entre sus familiares y amistades.
“El Chato” Toledo nació en esta ciudad el 24 de enero de 1935, conformando una familia de diez hermanos, pasó su infancia y adolescencia en Pila, donde conoció a su esposa Elena Nieva y tuvieron una hija: María José.
Durante la mayor parte de su vida se desempeñó laboralmente como empleado rural, y en sus últimos años trabajó de albañil y de sereno en una fábrica, hasta que alcanzó su merecida jubilación.
Su partida, también es lamentada por sus nietos Santiago, Patricia y Alicia, al igual que se nieta del corazón Natalia y nueve bisnietos, que rezan una oración en su memoria.
“Sólo los que te conocieron sabemos que fuiste una persona inolvidable”.
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