19 de julio de 2025
Hoy, La Lupa Random, sale al rescate de la memoria tandilense. Cuando todo lo emocional parece pasar a un segundo plano, aquí estamos en la trinchera como guardianes de imágenes, momentos, sensaciones que son parte de nuestra historia como ciudad. Te contamos sobre la hermosa muestra fotográfica de José Luis Fonzo, sobre el Antigüo Bar Firpo que fue la puerta de entrada al túnel del tiempo y la gran excusa para invitarlos e invitarlas a darse una vuelta por su memoria emotiva.
por
Lorena Medina y Florencia Pendas
Hace un tiempo, en una mesa de amigos, y a propósito
de las construcciones y remodelaciones que se están haciendo en el centro de
nuestra ciudad, nos pusimos a recordar. En tiempos en los que la inteligencia
artificial nos ha atropellado casi sin previo aviso, rescatar aquello que nos
devuelve a los afectos, a los tiempos de la infancia, a las raíces, siento que
es urgente.
En mi caso, no es verdad que uno no debe
volver a los sitios en los que fue feliz, yo sí, yo vuelvo a menudo, para
revivir la esencia.
No es una resistencia al paso del tiempo, es
un rescate de aquellos lugares, perfumes, sensaciones, paisajes. Imágenes que
nos llevan a momentos de esos que no se olvidan, pero que hay que traerlos cada
tanto para que no se esfumen.
Algunos días después de esa charla, en la que
cada oración empezaba con un "te acordas de...", dando una vuelta por las redes
me encuentro - tal vez aquí el algoritmo de la vida hizo lo propio - con la
propuesta de una muestra fotográfica llamada "El antigüo bar Firpo". Una puesta
de uno de los fotógrafos más conocidos de la ciudad, José Luis Fonzo. La cita
era en "Los Altos del cine/teatro Cervantes", todos lugares a los que habíamos hecho
referencia en esa charla de añoranzas con amigos.
Allá fui, por supuesto, con el corazón en la
mano. Las escaleras de mármol, las puertas balcón de vitro, un tango de Gardel como
música de fondo, fotos blanco y negro, era como entrar en el túnel del tiempo.
El grupo de teatro Rascamonedas, hizo una puesta, simulando una partida
de truco en la que el propio Fonzo actuó de mozo y también se animó a bailar un
tango, completando una velada tan cálida como emotiva.
"Cuando me enteré
que el Firpo cerraba, dije tengo que sacar las últimas fotos de ese lugar que
estuvo allí por más de cien años", comenzó relatando el fotógrafo que hoy a sus
80 años, dice fotografiar más que antes y una de sus principales premisas es
esa, rescatar la historia.
"Con mi papa íbamos a otro bar, donde él se
juntaba con amigos, yo veía esas escenas y los tragos que tomaban. Uno era el
Cinzano que se preparaba con un poco de fernet, soda fría y la espuma se bajaba
con Cinzano. Tengo la imagen de mi papá con los bigotes llenos de espuma, eso
me causaba gracia", rememora Fonzo en un pasaje de la presentación.
Lo que no imaginábamos era, cómo ese trago, le
iba a marcar el fin de una época. "Después de haber hecho las fotos del Antigüo
Firpo, llegó la remodelación y allá fuimos con algunos amigos, por supuesto
pedimos Cinzano, pero lo trajeron sin fernet, ni soda, un hielo flotaba en el
trago marcando el fin de una era. En ese momento me di cuenta de que ya no sería
lo mismo", se lamentó.
El discurso, entre agradecimientos y anécdotas
fue cálido. Mientras él hablaba de sus recuerdos yo no paraba de pensar en los míos,
en los que también estaba José Luis como protagonista.
Los días en el kiosco de diarios de mis
viejos, el de Pinto y Rodríguez, las mañanas de reparto con papá y las tardes
de charlas con los tacheros (taxistas) mientras mamá me mirada detrás del
mostrador.
Las acrobacias en puntas de pie para "robarme"
los maníes salados que tenían sobre el mostrador los muchachos del Bar Ideal.
La sonrisa de José que recibía el diario El Popular en la barra de El Cisne, el
túnel de máquinas que exhibía en su local Foto Rembrandt, la enorme pelota
Adidas de Roma Deportes. Los festejos en Dionisio, el Cervantes, ahí estaba
ahora, muchos años después, escuchando el relato de ese mismo señor que yo veía
pasar con su motito rumo a su estudio fotográfico en la galería Italia (Pinto y
9 de Julio) que, por estos días, también está siendo remodelada.
Éramos varios melancólicos y entre todos nos dábamos
una mano para reconstruir ese centro que veíamos y vivíamos en la infancia.
Para mí era como el patio de casa, hay nombres y lugares que no se me borran, el
kiosquito de Doña Estrella, ahí en la plaza Independencia, la Librería Villar,
De Marco Peinados, la confitería Jhony's, el estudio de Horacio Becchi, el
local de bijou Mickey, Pico Deportes. Las idas con emoción a lo de Julio César
Díaz a revelar los rollos de fotos cruzando los dedos para que la mayoría sean
rescatables. Por esos tiempos era casi una lotería embocarle con el flash y que
no salgan movidas, quemadas o que no cierren los ojos ante el fogonazo. Ni
hablar del efecto diabólico de los ojos rojos, eran los filtros involuntarios
de mí época.
La Distribuidora de diarios de Berkunsky albergaba
a personajes tan particulares que se mantienen vivos en mi memoria. Pasca con
una habilidad que sólo da el oficio para contar los diarios en tiempo récord, el
perro Batuque, el olor a tinta y el ruido del piso de madera cada vez que
entraba.
Hoy en vísperas del día del amigo, me sale
contarles algunos de los recuerdos que José Luis Fonzo despertó en mi memoria
emotiva. Los amigos en los bares, los afectos del día a día, las personas que
hoy son recuerdo vivo. Tal vez la IA pueda tirar una definición de amistad y darle
apenas un tinte emocional, pero me resisto, y acá sí, me planto, a pensar que
esos lazos que hacen que uno pueda navegar en las profundidades propias, puedan
ser sustituidos por una maquinita.
La IA no puede reemplazar a Doña Estrella regalándome
caramelos a escondidas de mamá que me controlaba por la caries. Tampoco
reproducir los viajes en los taxis para que no llore cuando me aburría en el
kiosco. La IA no puede replicar las charlas de los "librepensadores" que se
sentaban en el Ideal mirando hacia Rodríguez para chusmear quien pasaba y
ocasionalmente invitar con la mano en alto a algun amigo que caminaba por la
calle. No puede reproducir los diálogos de los jubilados que se sentaban en los
bancos de la plaza y yo escuchaba mientras jugaba con tierrita.
Sólo nosotros podemos, con el corazón, con la
memoria, traer a esos que hoy son amigos porque se han convertido en hilos que
nos conectan con nuestra esencia, con eso que no sólo fuimos, sino que somos pero
que a veces olvidamos.
¡Feliz día amigos de la vida! Gracias José Luis Fonzo por este viaje en sepia. Celebremos con un Cinzano, de esos que se preparan con fernet y soda bien fría. Salud!
La muestra
La muestra fotográfica permanecerá abierta al
público durante dos meses, pudiendo ser visitada los días martes y jueves de 18
a 21 hs. en los Altos del Cine Cervantes, Rodríguez 545.
El contacto con José Luis Fonzo pueden
establecerlo en el perfil de Facebook que lleva su nombre. En Instagram como @jose_luis_fonzo
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