20 de enero de 2008
El clima, entonces, invita a repensar ciertas cuestiones que quedan sobrevolando en los aires serranos, acerca del acecho constante que se ejerce contra un estado (en este caso comunal) que claramente no da abasto ante semejante demanda, y la contrapartida que implican las llamadas responsabilidades sociales, y porqué no individuales.
Definen a la responsabilidad social como aquella gestión con objetivos y compromisos que sobrepasan el ámbito de supervivencia del propio negocio, ampliándose hacia el ejercicio del papel de agente coresponsable del desarrollo social, político y económico de su ambiente; de la práctica de acciones asociadas a una mejora de la calidad de vida, a una ética en las relaciones y al ejercicio de la ciudadanía, tanto en la empresa como en el ambiente externo.
Otros autores agregan al respecto, que se trata de una tendencia mundial que viene en aumento a partir de los últimos años. El concepto de responsabilidad social ha invadido gran parte de las instituciones de las sociedades modernas. Especialmente, es el caso de las empresas, preocupadas por generar no sólo beneficios económicos, sino realizar acciones que impacten positivamente sobre la vida de las comunidades en las que se encuentran inmersas.
Ya citado el concepto, bien vale retrotraerse a las últimas demandas sociales, planteos vecinales y/o institucionales que hacen a la lógica injerencia del estado comunal, aunque de la mencionada responsabilidad social, bien gracias...
EL DEBATE QUE FUE
En la semana que se fue, dirigentes que componen la Cámara Empresaria instalaron sus reparos frente al impuestazo lanzado desde el Ejecutivo y aprobado sistemáticamente, sin margen a debate, por el Concejo Deliberante.
Con sus razones a cuestas, anticiparon sus quejas para con lo que creen una carga tributaria excesiva, especialmente direccionada a sectores comerciales, rubro que éstos dicen representar. Empero, ni lerdo ni perezoso, el novel secretario de Economía comunal, les endosó en pleno planteo un detallado informe acerca de la evasión que dicho rubro ejercía para con las arcas municipales. Más de un dirigente presente pensó en esconderse debajo de la majestuosa mesa camarista, y otros simplemente se resignaron a esbozar una mueca cual sonrisa cómplice de lo se le estaba vomitando en sus propias narices.
En otros tiempos, un concejal hoy funcionario jerarquizado le planteó a quien escribe: “alguna vez a estos que demandan les voy a publicar la lista de lo que le deben al municipio”, en alusión a un reclamo vecinal de un barrio determinado que reclamaba por mejoras.
En medio del vacío institucional y crisis de representatividad, ha resultado moneda corriente, cómodo se diría, echarle la culpa a esa caja boba llamada estado. Sin embargo, los tiempos han cambiado, y ante un relativo reacomodamiento de las piezas que conforman el tejido social, más de un dirigente, un vecino, debiera repensar sus propias responsabilidades antes de reclamar. No fue caprichoso que el contador Civale puntualizara en el rubro gastronómico para evidenciar la notable evasión. Detrás, hay una dilatada polémica acerca de la aplicación de la tasa de turismo, que bien vale la pena subrayar: el sector privado no se pone de acuerdo y el municipio sigue esperando con estoica paciencia. Dicho sea de paso, se está hablando de algo así de dos pesos con cincuenta mensuales.
Precisamente cuando se habla de turismo y su incidencia económica en la ciudad, resulta innegable su derrame en otras actividades económicas, sin embargo, sigue existiendo un vacío tributario que redunda en una injusticia social, especialmente si se la compara con otras actividades productivas.
PRECARIEDAD DIRIGENCIAL
A propósito de responsabilidades sociales, la ciudad sigue padeciendo de una falta de creatividad dirigencial que da pavura. Por caso, distintas voces ligadas al deporte más popular de los argentinos, ergo de los tandilenses, siguen alertando sobre el escaso compromiso empresarial como oficial para que esta suerte de panacea que cuenta la ciudad no se pierda (más de lo que ya perdió).
Sin intentar inmiscuirse en una disciplina compleja como la política deportiva, que cada vez menos equipos elijan la ciudad de las sierras para sus pretemporadas porque los campos de juego no alcanzan, y los que hay están en pésimas condiciones, debiera despabilar a más de uno. Incluso resulta que ni siquiera es redituable que se transmita un torneo para todo el país.
Si el club más popular está aún en Tandil, es sencillamente porque hubo determinados compromisos asumidos por el club en cuestión, el hotel elegido y la institución donde practican fútbol.
Ese lujo que implica que Tandil esté ante los ojos del mundo debiera generar responsabilidades compartidas. Ni que hablar cuando un representativo local con desafíos por trascender deportivamente la frontera, cualquiera fuera la disciplina se topa con la indiferencia social.
ESCENA PARA RECORDAR
También las responsabilidades individuales debieran tenerse en cuenta cuando, por caso, se le exige a un siempre lento municipio, que controle el tránsito, una de las problemáticas emblema del Tandil soñado. Resulta crucial que la comuna ponga el acento en el arreglo de calles (el deterioro de la pavimentación es escandaloso y las de tierra lastimoso), como de mayor señalización (finalmente aceptaron la necesidad de atender la fatídica avenida J.B. Justo) y mayor presencia de control, con sus respectivas sanciones. Pero estas obligaciones no debieran quitar las responsabilidades propias.
Ejemplo: intersección de Yrigoyen y avenida España. Doce del mediodía. Esquina con semáforo. Señal de paso para los que transitan por Yrigoyen. Un peatón, joven él, sale del supermercado y cruza en diagonal y entre la fila de autos circulando por la esquina para saludar a un motociclista, sin casco, que aguardaba la señal de paso en plena avenida. Al lado, también espera un auto, cuyo conductor habla por celular. Frente a éste, otra moto comete todas las imprudencias posibles y se estaciona en la ochava de enfrente para ingresar a la vinería. Unos metros más allá de él, hacia la cruz del Monte Calvario, una mujer que superó los 60, cruza a mitad de cuadra, también en diagonal y casi es interceptada por un coche. La seguidilla de infracciones cometidas en apenas segundos por una serie de protagonistas habrían provocado un pic nic de un agente de tránsito que, obviamente, no estaba. Qué hacen los tandilenses para mejorar el tránsito, poco y nada. Porqué se le exige al municipio lo que no se hace desde la conducta ciudadana.
De responsabilidades sociales e individuales se trata. Una sociedad civilizada, con aires democráticos, no se construye ni se reduce solo a la práctica del voto. Exige participación y compromiso. El voto elige representantes, no evade responsabilidades.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
La Policía Federal de Tandil llevó adelante este jueves un allanamiento en un domicilio de calle Almafuerte al 1900, que tuvo como resultado la detención de un sujeto masculino, mayor de edad, sobre quien pasaba un pedido de captura vigente por Infracción a la Ley de Drogas.