19 de abril de 2024
Se llevaron a cabo dos nuevas audiencias en el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en el centro de la provincia de Buenos Aires, en lo que denominamos Mega causa Subzona 12. Las declaraciones complican a Alejandro Duret. Quedan tres audiencias con testimonios de la acusación, luego será el turno de las defensas.
Durante la jornada del viernes pasado, 12 de abril, Félix
Tulián Villegas declaró desde España vía Zoom y señaló a su captor en la
pantalla, diciendo "es ese". Pudo reconocerlo y, frente a la
insistencia del abogado defensor, afirmó con seguridad: "Duret es
Duret". Durante el operativo en el cual fue detenido, su esposa pudo
reconocer a Alejandro Duret. Además, fue Duret quien le advirtió con mofa y
malicia lo que le iba a suceder: Tulián Villegas fue torturado durante más de
tres días consecutivos, fue fotografiado y revisado por un médico. Luego lo
trasladaron a la cárcel de Azul, donde llegó muy deteriorado, señalando que
tenía el cuerpo plagado de marcas y moretones, ya que para continuar con el
choque eléctrico lo sacaban a los pies del estado de tensión en el que quedaba
el cuerpo.
Él era militante del partido peronista. En la cárcel eran
todos peronistas. Señaló que su detención en la cárcel de Sierra Chica fue lo
peor, estaban encerrados, parados todo el día y podían perder el recreo por
cualquier situación. La tortura psicológica y física, como por ejemplo las
duchas frías de agua en pleno invierno, era incesante, hasta que finalmente, en
febrero de 1979, fue llevado a la Coordinación Federal en Buenos Aires, donde
se le ofreció la libertad a cambio de ser destinado al exilio como preso
político. La reciente España post franquista no fue un destino fácil.
En esta audiencia número 54, también declaro Margarita
Antonia Villolla, esposa de Juan Ratti, quien fuera diputado provincial en el
año 1976 y víctima de la última dictadura cívico-militar. También sus hijos,
Juan Alberto Ratti y María Alejandra Ratti declararon para dar cuenta de la
detención ilegal de su no padre y los hechos que afectaron a todes ellos. A
pesar de la poca disposición a dar detalles, fue notable el efecto que estos
tuvieron sobre la familia en términos psicológicos.
Mientras que durante la audiencia número 55, que se llevó a
cabo este viernes 19 de abril, dieron testimonio Candido Pedro Alonso y Gustavo
Sobrero, ambos militantes de la juventud peronista de la ciudad de Lobos, que
fueron detenidos en marzo de 1976 y liberados en junio del mismo año, junto con
Bernardo Delfino, quien no pudo declarar en esta jornada por estar internado.
Alonso relató que trabajaba en el Banco Nación cuando fue
convocado por la policía de Lobos y quedó detenido, luego fue trasladado a la
cárcel de Azul junto con Sobrero y Delfino, siendo finalmente liberado el 10 de
junio. Alonso señaló que la cárcel era vivible gracias a los presos comunes. 15
días después la familia supo dónde estaba. Lo más grave, para él, fue la
consecuencia moral al ser apresado "sin haber hecho nada".
Luego declaró Gustavo Sobrero, quien había sido detenido
antes, en la tarde del 24 de marzo del '76, mientras tomaba un café, pasó un
jeep del ejército y se lo llevaron a la comisaría. Lo liberaron el domingo 28,
pero menos de 24 horas después, el lunes 29 a las 7:30 de la mañana, lo pasaron
a buscar y se lo llevaron preso nuevamente. Esta vez terminaría más de 70 días
detenido en la cárcel de Azul, compartió la celda con Arturo Ibarra, de la
ciudad de Azul, cuyo caso también compone esta causa.
Sobrero había sido docente de Educación Física, su padre era
el intendente de Lobos al momento del golpe militar y fue reemplazado por un
militar al cual Alejandro Duret acompañaba como segundo al mando del lugar. Sus
familiares estuvieron 15 o 20 días sin saber de él, lo dejaron cesante en su
trabajo por telegrama y lo que más le dolió fue cuando se decía "algo
habrán hecho"; gente que lo conocía de toda la vida, entonces decidió
dejar la profesión. Lo más terrible de su detención fue la sensación de
incertidumbre.
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