3 de septiembre de 2025
César Quenaipe habló con un noticiero de canal 13 este miércoles, y reclamó justicia por la muerte de su hija Milagros, asesinada el domingo pasado, en Rodríguez y Uriburu, a manos de un sujeto de 23 años, quien la apuñaló en el cuello, en plena vía pública.
Quenaipe advirtió que "la justicia que le van a dar (a Sánchez, imputado por el crimen) no va a ser suficiente para mí. Lo que sí yo quiero en este momento, lo voy a afirmar siempre, quiero la pena de muerte para este asesino de mi hija, porque es un asesino, más allá de los cabales en que haya estado".
La ciudad sigue conmocionada tras el brutal asesinato de
Milagros Pilar Andrea Quenaipe, de 18 años, ocurrido en la madrugada del pasado
domingo a la salida de un boliche en las calles Rodríguez y Uriburu.
El incidente, que tuvo lugar alrededor de las 6 de la
mañana, dejó a Milagros, conocida como "Mili", sin vida, tras ser
apuñalada en el cuello por un hombre al que no conocía y con quien no tuvo
discusión previa.
La secuencia de los hechos, según los relatos, indica que
Mili estaba acompañada por tres amigas y dos amigos, asistiendo a una amiga
descompensada en una plaza a cinco cuadras del boliche "Sol Disco".
En ese momento, apareció Wilson Sánchez, oriundo de
Misiones, quien momentos antes había sido expulsado del mismo boliche por los patovicas.
Testigos afirman que Sánchez, enojado por su expulsión, amenazó con volver con
un cuchillo para vengarse.
Wilson Sánchez habría regresado a su vivienda, a unas siete
cuadras del boliche, tomó un cuchillo de cocina con características "tipo
serrucho" y la punta limada, y regresó hacia la zona del local bailable.
En su camino, persiguió a otro joven con el cuchillo antes
de encontrarse con el grupo de Milagros y al cruzarse con ellos, Sánchez les
habría hecho una pregunta, inicialmente interpretada como sobre un grupo de
música, pero que el grupo luego pensó que podría haber sido para saber si eran
parte de la "banda de los pibes" con los que se había peleado.
Inmediatamente, Sánchez atacó primero a Matías, un amigo de
Mili, causándole una herida superficial cerca del pulmón. Luego, sin mediar
palabra, apuñaló a Mili en la carótida, provocando su fallecimiento
prácticamente en el acto, en cuestión de diez segundos.
El agresor tiró el cuchillo, salió corriendo y se escondió
en una casa frente al hospital de niños, donde fue rápidamente detenido por la
policía en un lapso de 40 a 45 minutos, gracias a la ayuda de cámaras de
seguridad y un testigo clave.
El grito de un padre dolido:
"Quiero la pena de muerte"
César, el padre de Mili, expresó un profundo dolor y una
demanda de justicia contundente: "Quiero la pena de muerte para este
asesino de mi hija".
A sus 53 años, con cinco hijos, describió a Mili, de 18
años, como una "excelente persona, cero maldad", alegre y sociable,
que estaba terminando la secundaria y le gustaba la cocina. Para César, la
pérdida de un hijo es "lo peor que le puede pasar al ser humano",
superando incluso la privación de libertad.
"Yo creí que para el ser humano lo peor que había es
quitarle la libertad, pero no es así. Perder un hijo, una criatura, un hijo
adolescente, es lo peor que le puede pasar al ser humano", expresó.
El padre de la víctima manifestó su desconfianza en un
castigo de prisión, que a su juicio no será suficiente, y reiteró su deseo de
que sus palabras lleguen "arriba" para que se evalúe la pena de
muerte en casos tan brutales.
Además, rechazó la idea de que un posible "problema
psicológico" en el agresor pueda atenuar su responsabilidad, argumentando
que el consumo de sustancias que "adulteran el cuerpo" no debería ser
una excusa para "salir a matar" y luego quedar libre en pocos años.
También destacó el trabajo policial, "que en 40 minutos ya
lo habían detenido al tipo", con el aporte de las cámaras y también deslizó que
el fiscal que investiga el hecho, Damián Boreán, "me apoyó en todo".
"No sé hasta dónde voy a llegar. Esto se me está poniendo
cada vez más difícil. Estoy durmiendo una hora, 2 horas, 3 horas, no sé, yo
quiero la pena de muerte. Esto no se soluciona con darle un castigo de 8 a 25
años", insistió.
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